Más conocido por su militancia sindical, Exabier Arrieta ha asumido la “capitanía” de EH Bildu en Basauri, presentándose a la alcaldía. No será el primer edil, pero ha logrado subir en votos y escalar de ser la cuarta a la tercera fuerza en el municipio.
Si hablamos de militancia ¿de dónde vienes?
Vengo de militar en el movimiento sindical, en la defensa de los derechos de las y los trabajadores, tanto en la base como ocupando cargos de representación cuando se me ha requerido. En lo político, también vengo de militar en Alternatiba. Y voy a seguir recorriendo ambos caminos, de lo que me siento mi orgulloso.
No solo te has atrevido a ser concejal, sino que ha sido el candidato a alcalde. ¿Cómo has vivido la campaña?
La he vivido con gran intensidad. Eso del vértigo y los nervios, la verdad, no lo he sufrido, aunque cansancio sí. Pero lo realmente importante es que hemos desarrollado un espacio de trabajo en común, unas bases sólidas sobre las que cimentar un proyecto a largo plazo, que seguro que darán resultados. Es decir, más que una campaña, hemos generado una ilusión que se traduce en trabajo y, por ende, en frutos.
¿Qué esperas encontrarte entre las paredes de la institución?
Aún hay que descubrir si se pueden encontrar complicidades con las personas que componen la institución. Sí me da la sensación de que, más allá de diferencias ideológicas, todos los grupos están por mejorar la vida del pueblo, lo cual hará más natural la discrepancia, que la habrá. Las posibilidades de influir en el devenir de la legislatura siempre son altas, independientemente de nuestra representación, porque la voz de la izquierda transformadora siempre estará en el Ayuntamiento, y porque entendemos que las cosas se cambian desde dentro y también desde fuera.
¿Crees que es posible mantener aquello que defendemos de “un pie en la institución, mil en las calles”?
Claro. Yo siempre digo que las grandes corporaciones no se presentan a las elecciones y sin embargo marcan políticas. De la misma forma, la clase trabajadora, históricamente, ha conseguido sus logros mediante la huelga y la conflictividad. Por tanto, la institución es fundamental entre otras cosas para dar cauce a lo que se reivindica en la calle, en una especie de sello de conformidad. Aparte de la gestión diaria, que no es poco, claro.