Más de 25.000 campesinos/as, afrodescendientes e indígenas de toda Colombia, reivindicaron el fin de la confrontación armada que asola el país desde 19 48. Más de 25.000 personas pidieron un final dialogado a la guerra, y una paz duradera con justicia social; una paz que conlleve el esclarecimiento de la verdad, la reparación integral de millones de víctimas, y garantías reales de no repetición.
Esta petición de paz, es una petición realizada desde la unidad de los sectores que mayoritariamente han sufrido la victimización de la guerra interna. Colombia es un conflicto complejo en el que se cruzan grupos insurgentes (FARC-EP, ELN, …), un estado militarizado fiel a EEUU en lo económico y lo militar, unas oligarquías locales e internacionales con vínculos históricos con el paramilitarismo, y millones de personas con historias de desplazamiento, asesinato, masacres, amenazas y judicializaciones. A todo ello hay que añadir uno de los grandes motores económicos del capitalismo global actual, la coca.
Colombia es uno de los países en el que mayores crímenes de lesa humanidad se han cometido en las últimas décadas. Encabezando listas mundiales de desplazamiento interno (alrededor de los 5 millones), sindicalistas asesinados (el 50% de los que mueren en el mundo, aprox.), y de violencia continuada contra defensores/as de derechos humanos, Colombia se ha convertido en un estado de guerra donde el empate técnico entre la insurgencia y el gobierno, requiere de un final inmediato de la confrontación armada que termine con los fenómenos del paramilitarismo y la criminalidad asociada al narcotráfico.
El Encuentro por la Paz, impulsado y liderado por la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC), ha sido un llamamiento al final de una guerra donde la vía militar está obsoleta. Al encuentro fueron invitadas todas la comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas del país, los gremios, la insurgencia y el estado. Este último, a pesar de apoyar el evento y prometer asistencia, no envió delegado ni mensaje alguno. Tampoco lo hizo la oligarquía ligada al paramilitarismo. Por su parte, la insurgencia hizo llegar dos vídeos en los que mostraba su disposición a negociar para llegar al final de la confrontación armada.
A lo largo de los tres días, el Encuentro por la Paz dio voz a las experiencias de resistencia y las propuestas de paz de todas las regiones del país, movilizó una gran marcha que recorrió Barrancabermeja, y culminó con un manifiesto político por la paz, surgido de la unión entre las comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas de toda Colombia.
Alternatiba en Barranca
En Barrancabermeja, compartimos el entorno social y político que llevó al Acuerdo de Gernika, como una propuesta para transformar el conflicto histórico vasco.
La disposición de los grupos armados para llegar al final de la confrontación se está produciendo tanto en Colombia como en Euskal Herria, con sus grandes diferencias. Por su parte, los estados siguen con políticas inmovilistas en cuanto a la resolución de los conflictos se refiere.
En Colombia pudimos ver y compartir, que la unión de sectores sociales es una herramienta imprescindible para el logro de una paz con justicia social, y que es necesario acabar con todo tipo de violencia, la física y la estructural, para transformar los conflictos políticos.
Encuentro Nacional de Comunidades Campesinas, Afrodescendientes e Indígenas por la Tierra y la Paz de Colombia
“El Diálogo es la Ruta”