Xabier Soto e Igor Nabarro – Alternatiba
Un año más nos disponemos a celebrar el Aberri Eguna. Una fecha que sin duda guarda una fuerte carga simbólica y emocional en una parte muy importante de los hombres y las mujeres de Euskal Herria. Cierto que no en todos y todas, y sin duda esta es una asignatura pendiente para quienes, como Alternatiba, aspiramos a construir referencias colectivas inclusivas, respetuosas con nuestro pueblo y sus derechos, y por supuesto con sus gentes.
Pero este Aberri Eguna, no puede ni debe considerarse uno más. Este año, en Donibane Garazi, 5 fuerzas políticas del espectro soberanista e independistas de izquierdas nos aprestamos a convocar de forma conjunta un acto que, con motivo del Aberri Eguna, sea capaz de rendir tributo a la aspiración nacional de Euskal Herria pero, y sobre todo, suponga el inicio de una nueva etapa marcada por la acumulación de fuerzas soberanistas e independentistas de izquierda que sea capaz de ir construyendo este país y de responder a los múltiples sistemas de dominación que como ciudadanos y ciudadanas vascas sufrimos a diario.
Este esfuerzo unitario es, sin duda, una muestra de efectividad sin renunciar a los principios. Una manera de colaborar para reforzar el sujeto político sin despojarle a este de ninguna de sus características principales, esto es soberanía, autodeterminación, territorialidad, un nuevo modelo económico y social, una Euskal Herria construida desde el respeto a la Ama Lurra y despojada del patriarcado que ha dominado las relaciones sociales desde tiempos inmemoriales.
La acumulación de fuerzas que va a verse por primera vez en el Aberri Eguna en Donibane Garazi, es, desde nuestro punto de vista, el de los hombres y mujeres de Alternatiba, la única herramienta capaz de lograr el cambio político y superación del sistema capitalista que cada vez más y más gente de Euskal Herria espera y desea.
Por eso nos atrevemos a señalar que este no debe ser un Aberri Eguna proyectado únicamente hacia el pasado. Ha llegado el momento de transformar una fecha simbólica y evocadora de nostalgia en un punto de arranque para la nueva Euskal Herria emancipada frente a los sistemas de dominación de los que hablábamos al principio.
Una Euskal Herria libre y socialista que inevitablemente va a tener que abrirse camino ante una realidad marcada por la parálisis en algunos casos y por la sumisión en otros. Somos conscientes, por tanto, de las dificultades que enfrentamos. Unas dificultades que se sustancian en el bloqueo que desde los gobiernos centrales del Estado español y francés, en colaboración con los gobiernos de la CAV y Nafarroa, están manteniendo ante la apertura de un proceso de paz y soluciones democráticas que asiente una paz justa y duradera en nuestro pueblo.
Porque no podemos olvidar que seguimos observando la obcecación de dichos gobiernos a la hora de abordar un cambio de la política penitenciaria manteniendo vigente la doctrina Parot, la no excarcelación de enfermos incurables o el sostenimiento en prisión de los condenados por el llamado proceso Bateragune. Siguen manteniendo el esquema del “todo es ETA” y “contra ETA todo vale” como si la realidad no hubiera tirado por tierra su esquema del pasado. Muchas cosas han cambiando desde el anterior Aberri Eguna en este terreno, abandono definitivo de la lucha armada por parte ETA incluido, sin embargo ellos siguen abonados a recetas del pasado que cada vez menos gente comprende.
Tampoco queremos olvidar que, este Aberri Eguna, viene marcado por una profunda crisis, o estafa, como prefieran. Una crisis que no es solo financiera como pretenden hacernos creer. Vivimos tiempos de confrontación clara, de batalla ideológica evidente entre quienes nos pretenden someter y esclavizar para calmar las ansias de los mercados y del capital y quienes sostenemos que otra Euskal Herria y otro modelo económico no solo son posibles sino que son absolutamente necesarios.
Necesarios para garantizar la sostenibilidad de la vida. De una vida digna para todos y todas las ciudadanas de Euskal Herria que se aleje de la lógica de la sostenibilidad del capitalismo como único sistema ordenador posible y avance en la conformación de un sistema donde el patriarcado que ha dominado las relaciones humanas desde tiempos inmemoriales, el desarrollismo salvaje que no atiende los límites finitos del planeta, la asimilación cultural que tira por la borda nuestra riqueza cultural, el consumismo que nos obliga a consumir hasta morir más allá de la cobertura de nuestras necesidades, sean superados por una nueva realidad, una nueva forma de organización social y económica que anteponga el bien colectivo al individual, donde las personas sean el centro de todo y no la leña que alimente la hoguera de las necesidades de los poderosos, los de siempre.
Una Euskal Herria, en definitiva y tal y como remarcaban los sindicatos vascos hace apenas unos días en la exitosa jornada de huelga general en Hego Euskal Herria, diferente, opuesta al capitalismo, construida desde abajo y a la izquierda.
Y junto a los dos factores ya señalados, crisis sistémica y bloqueo en el proceso de paz y soluciones democráticas, queremos desde Alternatiba señalar un tercero. La deslegitimación social de esta precaria democracia en la que nos desenvolvemos.
Una democracia que cada vez más, es señalada como un aparato al servicio de poderes que ni siquiera se presentan a las elecciones, pero que son capaces de determinar los designios de todos nosotros y nosotras. Una democracia que no quiere o no sabe integrar a los y las ciudadanas en la gestión y toma de decisiones colectiva. Y frente a esta democracia amordazada debemos también empezar a construir una democracia directa, participativa y radical. Un sistema donde las personas sean parte activa en todos los procesos deliberativos y decisorios.
Si somos capaces de hacer frente a estas duras realidades que marcan los tiempos actuales, no solo estaremos consiguiendo poner los cimientos de una nueva Euskal Herria socialista, feminista y ecologista sino que estaremos empujando en la misma dirección que otros pueblos y naciones del planeta como Bolivia, Cuba, Venezuela para los que, desde una óptica internacionalista no queremos ni debemos olvidar siquiera en fechas tan propias como el Aberri Eguna.