Nos encontramos frente a una crisis sistémica derivada de un sistema económico basado en el mero productivismo, que no atiende ni a los límites finitos del planeta ni a la sostenibilidad de la vida. Una crisis sustentada en un crecimiento financiero especulativo y que amenaza con llevarse por delante nuestras vidas en beneficio exclusivo del capital. Frente a esta situación, Alternatiba, Aralar, Eusko Alkartasuna y la Izquierda Abertzale reafirmamos nuestra determinación para poner en pie una alternativa que, entre otras cosas, cambie de raíz el sistema económico, el mercado y el sistema financiero.
El objetivo fundamental de la comparecencia de hoy es poner de manifiesto la necesidad de instaurar una banca vasca, pública y solidaria, que responda a los intereses de los y las ciudadanas de Euskal Herria. Una banca pública opuesta a la habitual privatización de beneficios y a la cada vez más habitual socialización de pérdidas.
Lo que está ocurriendo los últimos años con el sistema bancario es un auténtico esperpento. Sin embargo, los gobiernos se niegan a pedir responsabilidades de ningún tipo a quienes han gestionado la banca para su propio beneficio, poniendo en riesgo los derechos sociales de la ciudadanía en general. En lugar de exigir responsabilidades, incluso penales, el gobierno del PP, siguiendo la línea marcada anteriormente por el PSOE, apuesta por ayudar a las personas e instituciones que han provocado la crisis que estamos padeciendo. Se inyecta dinero público a la banca en nombre de la solución, empobreciendo y debilitando el sistema público, dejando las instituciones a merced de los bancos y desahuciando el estado del bienestar.
No hay más que fijarse en las últimas reformas llevadas a cabo por el gobierno de Rajoy; la última este mismo viernes, nacionalizando Bankia. La fusión de Caja Madrid y Bancaja, con control del Partido Popular, que dio lugar a Bankia, se ha tenido que “sanear” ahora con dinero público mientras desaparece la obra social, mientras a la ciudadanía se le imponen recortes en nombre de la solución, dejando al borde del abismo los derechos sociales, laborales y de cobertura que se han conseguido mediante años de lucha social.
Aquí, en Euskal Herria, si las cosas continúan como pretenden algunos, en Kutxabank nos podemos encontrar con algo parecido. No hay más que comprobarlo con el anuncio de su oferta sobre Catalunya Banc, que pondrá en riesgo el futuro de Kutxabank, el de su Obra Social y, que, sobre todo, se alejará aun más de los objetivos que Kutxabank debe perseguir, la defensa de un sistema financiero público para Euskal Herria que sirva para ayudarnos a salir de la crisis, la creación de empleo de calidad, ayudar a las pequeñas y medias empresas y a toda la ciudadanía.
Las cuatro fuerzas políticas aquí representadas consideramos de gran importancia el hecho de que la recién creada Kutxabank disponga de un activo de 75.729 millones de euros conseguido mediante los ahorros de la población de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Y, como alternativa a la política financiera que se está impulsando desde la derecha, nuestro objetivo es conseguir que esos activos se utilicen en beneficio de la economía de la mayoría de la sociedad vasca, que es de donde provienen, y no en la especulación para mayor beneficio del capital. Para ello, se deben dejar de lado operaciones de fusión expansionistas y apostar por la economía y las necesidades sociales.
Es imprescindible que Kutxabank no se privatice, que no se busque su permanente crecimiento especulativoy que funcione como lo que debería ser: una banca pública al servicio de la ciudadanía y de la planificación social y económica. En ese sentido, lo ocurrido con Banca Cívica es paradigmático, ya que el proceso de fusión, su posterior privatización y el actual proceso de adjudicación de la Caixa suponen el fin de los objetivos sociales y públicos que tuvo, en algún momento, Caja Navarra.
Urge un cambio de modelo. También para el sistema bancario. Necesitamos un modelo donde el mercado esté al servicio de la ciudadanía y no al revés. Un modelo en el que exista el control público y se exijan responsabilidades. Un modelo por el que no apuestan ni PSOE ni PP ni PNV, como fácilmente se puede comprobar en el proyecto de Ley de Cajas en el Parlamento Vasco.
Ayer se hizo público el acuerdo entre el Partido Popular y el PNV. En diciembre acordaron excluir a Bildu del consejo de administración de Kutxabank. Ahora, la derecha de esta parte de Euskal Herria, acuerda garantizarse el control en dicho consejo, al margen de cualquier proporcionalidad acorde con la nueva realidad institucional.
Kutxabank es un banco, pero en la medida en que todas y cada una de sus acciones están en manos de las tres cajas, estamos hablando de un banco público y que, por lo tanto, debería contar con una representación política y social proporcional y democrática, que en esta Ley de Cajas no se va a dar, porque quienes la han pactado, el PNV y el PP, sólo tienen objetivos especulativos, expansionistas y alejados de los intereses de este país.
Queremos destacar especialmente que tanto el borrador presentado por el PSE como el acuerdo PP-PNV reduce considerablemente la participación de los ayuntamientos. Desde hace un año existe una importantísima representación de ayuntamientos gobernados por Bildu y Aralar a quienes, en busca de mayores cuotas de poder, PNV, PP y la propuesta del PSE pretenden hacer desaparecer reduciendo la participación de los gobiernos municipales del 30 al 17%. Los ayuntamientos son la institución más valorada por los y las ciudadanas, la más cercana a la gente, la que más de cerca ve los problemas como los desahucios o las necesidades de la obra social. Pero parece que eso no importa a algunos.
Por todo ello emplazamos al resto de fuerzas políticas y en especial al PP y al PNV a que, cuanto antes, se garantice la presencia de todas las formaciones políticas en el Consejo de Administración de Kutxabank, a buscar un acuerdo entre todas las formaciones políticas sobre la Ley de Cajas y a abrir un debate sobre el papel que debe cumplir Kutxabank ante la grave situación de crisis que padecemos.