Igor Nabarro – Militante de Alternatiba
Durante estos días atrás se viene hablando y publicando bastante sobre la propuesta que Hollande, nuevo presidente electo de Francia ha realizado en campaña: elevar el tipo impositivo del IRPF hasta el 75% para aquellas rentas que superasen el millón de euros.
La cuestión que se está planteando, con respecto a esta medida, es si el objetivo que se busca es tratar de aplicar justicia social, o si simplemente nos encontramos con un castigo al «rico».
Esta bastante claro que es de esas cosas que se “sueltan” en periodo electoral con la intención de atraer votantes, es decir, una medida electoralista y populista que muy difícilmente cristalizaría en nada… pero, desde luego, esta en línea con el malestar popular del que estamos siendo testigos.
Un malestar que en ocasiones llega hasta los extremos que hemos podido observar en los diferentes estallidos de rabia ciudadana de París, Londres, Atenas, etc., y quien sabe si no llegara también a Euskadi…
Como bien se ha dicho, la brecha entre clases altas y bajas se ha ampliado en Occidente desde los ochenta, de una manera salvaje, y con los tiempos que corren la diferencia entre «ricos y pobres» está aumentando.
Mientras que el poder adquisitivo que proporciona el Sueldo Mínimo Interprofesional en el Reino de España es ridículo, indignante e insultante; vemos como “tiburones” de la empresa privada, futbolistas endiosados, politicxs con doble o triple sueldo y personajillos de la farándula se embolsan inmorales cantidades de dinero y, en comparación de porcentajes, cotizan a las arcas publicas muchísimo menos que cualquier “currante” precario…
Tal vez superar el 50% en la cotización sea excesivo, no los vayamos a convertirles en mártires, encima… pero estaría muy bien Ponerles los puntos sobre las íes a todas aquellas personas que se están haciendo ricas de modo injusto, mientras los zarpazos del capital nos desvalijan el Estado Social.
Pero no solo ellas. Sobre todo habría que aplicar estas medidas a quienes han construido su fortuna a costa de la especulación, de los regímenes políticos oligárquicos, (es decir, casi todas, por no decir todas, las «democracias» occidentales), la explotación de la clase obrera, la sociedad patriarcal y androcentrista, el rentismo inmemorial, y un listado casi infinito de causas entre las que no encontraremos, por más que busquemos, la solidaridad, la igualdad, y si me apuran, por completar la tríada, la fraternidad…
Como en todo, hay impuestos para ricos y pobres y de momento los de los ricos, (impuesto de sociedades, patrimonio, sucesiones, etc), no parece que haya nadie lo suficientemente valiente como para “meterle mano”, sabiendo que esas medidas sí serian beneficiosas para sanear la economía.
Por el contrario se sigue beneficiando a los que mas tienen y machacando a quienes “sobreviven” de su salario, cuando lo tienen…
Por más que la doctrina liberal se empeñen en afirmar que la riqueza es producto del esfuerzo y del mérito personal, me gustaría saber cuántas personas de las que aparecen en el listado de las más ricas del mundo, y cuántas de aquellas cuyo patrimonio es 100,000 veces más alto que el de la ciudadana media, han tenido el mismo punto de partida que cualquier persona de clase obrera…
El liberalismo es una falacia, y las grandes riquezas en contadísimas ocasiones, (cero), se acumulan siguiendo criterios de justicia social…