“Comunismo o libertad” es el último eslogan o mantra, como se quiera llamar, del Partido Popular, ¡a estas alturas! No tenía demasiadas ganas de escribir sobre el tema porque me parece que es retroceder a tiempos en los que la manipulación y la mentira de unos pocos llevaba a muchos por el camino del pensamiento erróneo en beneficio de los manipuladores y en perjuicio de la mayoría.
Pero los acontecimientos políticos actuales han provocado que la derecha española, ante el temor a seguir perdiendo poder, desempolve y saque de su baúl de las estrategias este tipo de proclamas. Ahora resulta que basan su campaña en arremeter contra el Partido Comunista de España, estableciendo comparaciones con el único objetivo de legitimar la presencia de la ultraderecha instalada en las instituciones.
Un servidor conoció al PCE en la clandestinidad, donde miles de hombres y mujeres dieron su vida por conquistar los derechos arrebatados al pueblo por los fascistas en su sublevación contra la República. Y lo hicieron con la misma cantinela: “salvar a España del comunismo”. Y es esto lo que me ha animado a escribir. ¡Cuidadito con estas proclamas, son muy peligrosas!
Pretendían abordar en el Congreso si fue peor el comunismo o el fascismo. ¡Hay que tener desfachatez y poco sentido de la Historia! El Partido Comunista que yo conocí en la clandestinidad tenía a muchos de sus hombres y mujeres en las cárceles; hombres y mujeres cuyo único objetivo era conquistar precisamente la libertad. Y mientras estas personas morían en las mazmorras de las penitenciarías franquistas, otras eran fusiladas, al tiempo que muchísima gente moría de hambre y miseria.
Todavía recuerdo ver, siendo un crio, la sangre de los fusilados por el fascismo salpicada en las paredes del cementerio. Comparar el fascismo con el comunismo es un auténtico disparate.
Conocí en mi entorno a más de un centenar de niños huérfanos, hijos de republicanos cuyos padres habían sido fusilados. Algunos de ellos no pensaban en si eran de izquierdas o de derechas, simplemente eran trabajadores del campo que solo pedían una tierra para cultivar. Sin embargo, tras la guerra nunca tuve constancia de ningún niño huérfano del otro bando.
También abusaron de las mujeres. Muchas, entre ellas mi madre, fueron sometidas a horribles vejaciones. Práctica habitual era raparlas al cero, hacerles tomar aceite de ricino y pasearlas por el pueblo.
Tuve además la oportunidad de conocer a comunistas íntegros muy cercanos a mí por ser familia de mi compañera. En concreto uno de ellos, tras pasar ocho años en la cárcel, volvió a su pueblo, a trabajar, sin miedo, y con estas palabras: “hay que continuar la lucha hasta conseguir la libertad para nuestro país”. Y siguió peleando por ello en la clandestinidad.
Este era pues todo el mal que querían los comunistas, y que tan peligroso les parece a los fascistas que tanto odian el comunismo. Entre ellos, claro está, algunos viejos franquistas que recientemente se han atrevido a decir que matarían a 26 millones de españoles. Y lo que es peor, los nuevos cachorros del fascismo aplaudieron esta barbaridad.
La diferencia está bien clara. Unos lucharon por la libertad y la justicia social, y los otros tuvieron a una parte del pueblo español en las cárceles, sometidos a torturas, pasando hambre, abocados a la servidumbre, y el exilio.
No quiero terminar sin hacer referencia al papel de los comunistas en la Segunda Guerra Mundial, donde más de 20 millones de soviéticos se dejaron la vida luchando contra el fascismo. Siempre, honor y gloria a quienes lo dieron todo para derrotar y acabar con la peor pesadilla y horror que ha sufrido la humanidad.
Y aun así, todavía se atreven, en pleno siglo XXI, a usar como eslogan “Comunismo o Libertad” y a pretender establecer este tipo de debates sin sentido. La sociedad evoluciona, aunque hay a quien parece que no le interesa que esto ocurra. Pero hay algo que no cambia, y es que la justicia social sigue siendo la base y el requisito esencial para que un pueblo tenga precisamente eso, LIBERTAD.
Juan Puerto – Alternatiba