Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate – Mesa Internacionalista de Alternatiba
El próximo domingo 17 de junio se celebrarán en Grecia elecciones generales, un proceso electoral de especial relevancia para toda Europa, también para el conjunto de la izquierda europea. Podríamos llegar a decir que más allá de las múltiples y contundentes respuestas y resistencias que movimientos sociales y partidos han venido desarrollando desde el estallido financiero, esta es una oportunidad única para confrontar directamente con la estrategia ultraliberal de Merkel, del FMI, y del proyecto europeo tal y como ha sido concebido. Toda la izquierda mira con esperanza a Grecia en estos momentos, y muy especialmente a la coalición de izquierdas Syriza, que cuenta con posibilidades reales de ganar las elecciones, fundamentalmente por su oposición al chantaje de la UE.
Porque el domingo no sólo está en juego si Europa continúa con su estrategia de rapiña con los y las griegas, -situadas en una situación crítica de pauperización y de explotación creciente-. No, lo que también se dirimirá este domingo es, en el fondo, si la Europa que hemos conocido hasta ahora, la Europa de los mercaderes y del capital, empieza a descarrilar por la acción de una ciudadanía harta de ser despojada, de ser engañada, de ser culpabilizada. Por ello, este domingo todos y todas participamos en las elecciones griegas.
Esto lo han entendido también todas las fuerzas vivas del proyecto ultraliberal, que están sometiendo a la población griega a una intensa campaña de desinformación para intentar generar miedo y rechazo a las propuestas alternativas. Así, no ha habido líder europeo que no intente vincular la victoria de Syriza con la salida del euro, ni grupo de presión mediática que no haya caracterizado a Alexis Tsipras, como bolchevique, radical, el chavez del meditarráneo, etc. Pese a todo ello, la ciudadanía europea debe saber que, sin ser un programa revolucionario, la propuesta política de Syriza está cargada de dignidad y de esperanza, como reza su propio título. Podríamos clasificar su propuesta en tres grandes ámbitos: uno, romper los memorandos firmados con la Troika, que obligan a las actuales políticas draconianas de ajuste, que se congelarían en caso de victoria; dos, rescatar sectores estratégicos de las manos del capital, a través de la nacionalización del conjunto de la banca, así como de otros sectores de carácter estratégico; y tres, renegociar la deuda sin chantajes, estableciendo una auditoría de la misma para saber cuál es y cuál no es legítima, como se hizo hace unos años en Ecuador, en el marco de la Revolución Ciudadana.
Este programa, por sí sólo, es ya todo un desafío para el proyecto europeo hegemónico: un pueblo que dice basta, que dice que su crisis la paguen ellos, y que quiere negociar de tú a tú con el capital, habráse visto. Al mismo tiempo, es una oportunidad para las izquierdas de acumular fuerzas en pos de una Europa de los derechos, de la democracia participativa, de la confrontación con el capitalismo y con el sistema múltiple de dominación generado en torno a este sistema socieconómico injusto. Debemos renovar nuestra vocación internacionalista y plantear un agenda común de mínimos: democratización del entramado institucional europeo; restitución pública del BCE y de los bancos centrales de los diferentes países; auditoría integral de la deuda; repensar el papel de la moneda única en una estructura económica desigual, tomando la lucha contra las desigualdades como prioridad política; no penalizar los déficit y sí penalizar los superavit, obligando a que éstos se trasladen a la masa salarial y no a la burbuja financiera; derogar definitivamente la Política Agraria Común (PAC) en defensa de la soberanía alimentaria; apostar por el reparto de trabajo, productivo y reproductivo, desde la corresponsabilidad como principio; reconocimiento del derecho de autodeterminación de los pueblos y naciones europeas.
Esta agenda alternativa, de la que Syriza y la izquierda griega es hoy un referente, debe permitirnos aunar esfuerzos y luchas, debe permitirnos confrontar proyectos políticos. Estamos en una coyuntura de crisis civilizatoria y no nos podemos permitir el lujo de especular, o de simplemente pretender resistir. Hay que pasar a la ofensiva y ofrecer dignidad, esperanza, vientos de revolución y de emancipación. Empecemos este domingo, ¡todos y todas con Syriza!