La reforma del sistema financiero se ha convertido en una constante en el panorama informativo; hasta el punto de que la pérdida de las cajas de ahorro para convertirlas en bancos privados pudiera pasar desapercibida. Con ese mismo ritmo informativo nos han tratado vender desde Madrid, Iruñea y Gasteiz las reformas laborales, los ataques contra el sistema público o los retrocesos en los servicios sociales. La crisis provocada por aquellos que se benefician ahora con sus consecuencias se ha convertido en excusa para todo, también en el convulso mercado financiero.
En Euskal Herria Bildu, sin embargo, sabemos que el auténtico objetivo de la reforma financiera no es otro que sustraer dinero público para inyectárselo a los mercados privados, tal y como constatamos con cada rescate. Los partidos que actúan al dictado del capital, PP, PSE, PNV y UPN, han permitido a los culpables de la crisis convertirse en árbitros de la misma, y han sentenciado que el pueblo pague sus excesos especulativos.
Lamentablemente, en contra de lo que estos cuatro partidos nos quieren hacer creer, la realidad del sistema financiero vasco es igualmente alarmante, y lo es en buena medida por la Ley de Cajas Vasca negociada entre las derechas vasca y española; y secundada por el PSE. Se han puesto de acuerdo para garantizarse el reparto del poder en Kutxabank y para negar la pluralidad de la sociedad vasca en sus órganos de control, evitar la entrada de Bildu en los mismos. Ya hemos denunciado esta ley que discrimina a los ayuntamientos, restándoles representatividad en la composición de las asambleas, y que ha limitado la representación de las instituciones públicas en la asamblea al %40 frente al %50 actual.
Están diseñando una entidad que, como todo banco que se precie, no se dedicará a dar crédito al consumo responsable, ni a la inversión productiva, o a cualquier tipo de bien social, no. Se centrará, como han dejado ver en sus objetivos expansionistas, en la especulación, en el beneficio a corto plazo y a toda costa, y en favorecer el amiguismo.
Expandirse sin más afán que el especulativo, no lo olvidemos, conlleva que perdamos peso en la toma de decisiones, máxime si culminan la privatización que los cambios legislativos apuntan. Hasta ahora la expansión se ha hecho a costa de comprar entidades ruinosas y todo apunta a que pretenden seguir utilizando el dinero de los y las clientes de Euskal Herria para comprar cajas totalmente endeudadas. Primero fueron a por Caja Castilla La Mancha y a por Caja Mediterránea, luego compraron Cajasur y ahora pretenden hacer lo propio con Caixacatalunya, sin importarles asumir un riesgo que pone en riesgo la solvencia de la propia Kutxabank.
Queremos denunciar que la privatización que comienza a apuntarse en los últimos días contraviene lo pactado con Bildu en el contrato de integración. En el mismo, es decisión de las asambleas de las tres cajas la entrada de capital privado. Sin embargo, como era previsible, la regulación del Banco de España, las intenciones del ministro Luis de Guindos y la Ley de Cajas Vasca empujan la balanza a favor de los que apuestan por privatizar las cajas pese a quién le pese.
Debemos desenmascarar lo que la derecha vasca y española pretenden: emular el proceso seguido en los años 90 en Italia, mediante el cual las cajas de ahorro se convirtieron en bancos privados, sin dejar rastro de obras sociales ni de capital público. Los pasos fueron los siguientes: uno, obra social separada de la actividad bancaria, aun controlándola vía fundación; dos, cambios legislativos que permiten entrada de capital privado; tres, entrada masiva de capital privado; cuatro, irrelevancia del capital publico, que acaba vendiéndose al privado. Resultado: banco totalmente privado y fin de la obra social.
De igual modo, la conversión de las cajas vascas en fundaciones supondría el abandono de su objetivo fundacional y abriría la vía para la desaparición de la obra social y a la privatización. Las fundaciones no serían entidades financieras, y carecerían de licencia bancaria de manera irreversible. Además, como fundaciones tampoco podrán tener todas las acciones de Kutxabank; saldría a bolsa y sucedería, al igual que en Italia, la entrada masiva de capital privado. Por eso han pactado PP y PNV para lograr todo el poder en el consejo de administración, porque su modelo y su apuesta es dejar en manos privadas el futuro de Kutxabank, y el PSE les ha apoyado servilmente.
No podemos permitir que privaticen Kutxabank, ni que se busque su permanente crecimiento especulativo. Necesitamos y reivindicamos una banca pública al servicio de la ciudadanía y de la planificación social y económica. Necesitamos un sistema financiero público, transparente y democrático, que se adecúe al tamaño y al tejido empresarial y social de nuestro país. Defendemos, por lo tanto, un sistema financiero público que sirva para ayudarnos a superar la crisis sistémica.
Eh Bildu reivindica, en definitiva, una entidad pública que defina su función social y que trascienda el rol de banca comercial para ser una banca de inversión que facilite la inversión productiva, en base a criterios ecológicos y sociales. Que no apueste por la especulación financiera, que rechace la inversión militar y los megaproyectos. Necesitamos una caja que cumpla con una funciones sociales concretas, que conceda los préstamos e inversión adecuados a las prioridades de una economía del cuidado, que fomente la generación de empleo de calidad y la lucha contra el cambio climático, que apoye la soberanía alimentaria y el consumo de los sectores más vulnerables. Que priorice, en definitiva, la justicia social y se rija por principios de democracia participativa y transparencia.