Era 1992. Bizkaia continuaba intentando superar la reconversión industrial. La tasa de paro rondaba el 20% y Ortuondo desalojaba el gaztetxe del Casco Viejo. Aún no se habían construido ni el Guggenheim, ni el metro, ni barrios enteros como el de Miribilla. Faltaba mucho para que derribasen Kukutza, la escuela de peritos, o el viejo San Mames. El pleno del Ayuntamiento de Bilbao aprobaba clasificar Bilbao por categorías para que los negocios de unas calles aportasen a lo público más que los de otras y fijaban el coeficiente multiplicador de 1,7 en el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) para calles como la Gran Vía. Tres años después, las calles de Bilbao quedaban definitivamente clasificadas en siete categorías. Bilbao ha cambiado mucho en los últimos treinta años, pero ese coeficiente de 1,7 no ha aumentado ni una centésima. Aquellas siete categorías de calle, más allá de incorporar las nuevas vías del callejero, apenas han tenido variaciones.
El IAE es un impuesto local que pagan las empresas con un volumen de operaciones superior a los 2 millones de euros. En Bizkaia solo una de cada cinco empresas que presenta el Impuesto sobre Sociedades paga por el IAE. No es un impuesto que le afecte al carnicero de tu barrio. Las Juntas Generales de Bizkaia fijan unos mínimos y unos máximos posibles para el coeficiente único y los coeficientes de situación, y cada Ayuntamiento elige qué establecimientos son los que más pagan.
La mayoría de ayuntamientos de Bizkaia que diferencian las calles de su municipio ha optado por poner los polígonos industriales y centros urbanos en la primera categoría. Por contra, en Bilbao, los polígonos industriales están en la 6ª o 7ª categoría. Así, la calle Telleria del polígono industrial de Bolueta está en la categoría más baja, con un multiplicador de 1,05. Ocupa la misma categoría que el barrio Seberetxe, que está sufriendo el destrozo del Bolintxu. En 2016, en Bolueta, Mercadona abrió un supermercado de 1.500 m2, también en una calle de 7ª categoría. Si lo hubieran ubicado en Pagasarribidea, habría tenido la misma categoría.
Bilbao sigue arrastrando una categorización de calles basada en la penúltima actualización de valores catastrales de hace 45 años. Esta categorización no contempla la renta media del barrio, la falta de servicios públicos o la cantidad de locales vacíos. De esta forma, a Kutxabank le sale más cara la oficina que tiene en la calle San Francisco en la 4ª categoría, que la que tiene en la calle Santutxu en la 6ª categoría. En la plaza Corazón de María hay persianas de locales que no se levantan nunca, pero sigue estando en la 4ª categoría. Una categoría por debajo, en la 5ª, está la avenida Zarandoa donde la multinacional IDOM, recientemente sancionada por pertenecer al «Cártel del norte», abrió en 2011 su sede de 14.400 m2.
El Ayuntamiento de Bilbao recaudó en 2019 por el IAE 15 millones de euros, frente a los 40 que recaudaron el resto de consistorios de Bizkaia. En los últimos años, Bilbao ha optado por una versión local del café para todos, ya que ha subido el coeficiente que afecta a todas las calles por igual, dejando intactos los que diferencian las calles en función de su categoría. En el pleno de esta semana se perderá otra oportunidad de corregirlo, ya que el Gobierno municipal ha decidido congelar las tasas por segundo año consecutivo, eludiendo el debate fiscal con la excusa del Covid-19. En cambio, el resto de Ayuntamientos grandes y medianos de Bizkaia han ido aumentando ambos coeficientes. En consecuencia, los ingresos del IAE en Bilbao aumentaron entre 2006 y 2019 un 14% y en el resto de municipios de Bizkaia aumentaron el doble, un 28%. Les sobra el dinero y un “ilustre” de Bilbao no puede estar en una calle de 2ª.
Alba Fatuarte – Alternatiba
Publicado en Hordago-El Salto