Iagoba Itxaso – Alternatiba
En los últimos días hemos visto aumentar las muestras de apoyo en defensa de la liberación de Alfonso Fernández, único detenido durante el 14N (jornada de movilización obrera en Europa) que permanece en prisión.
Toda la situación da una desagradable sensación de déjà vu: acoso, encerrona, falta de pruebas, incomunicación, prisión preventiva, traslados, régimen FIES, indefensión… Faltaría el traslado a una cárcel a cientos de kilómetros para que el déjà vu cediera el paso a la perfecta mimetización.
La torpeza de una policía y un sistema judicial españoles que son meros instrumentos de un poder político rancio, reaccionario y represor, destapa aún más algunas de las burdas caretas mal colocadas en las diversas facetas de una España que se resquebraja desde dentro y desde fuera.
La marca España de un preso político madrileño parece difícil de deglutir y desvela una torpeza que no es sólo potestad de estos instrumentos del poder, sino que viene bien acompañada por la de otros. La del PSOE, por ejemplo, que más que por la tibieza como apunta alguno, pasa por la fría coherencia al comprender que son un partido ya no cómplice de este tipo de represiones, sino mano ejecutora, y guardan silencio. Un silencio sólo roto por aquellos que, aún más torpes, muestran su hipocresía a los cuatro vientos, con el puño en alto, haciéndose revolver en sus tumbas a los padres del socialismo.
Pero la torpeza continúa, porque cuando algunos colectivos e individuos coinciden en descubrir en Alfon a un preso político, lo hacen con sorpresa, ojipláticos, tal vez viendo el reflejo de situaciones como las que puedan darse en Palestina o la cárcel de Guantánamo, pero olvidando la situación de centenares de presos y presas vascas. Colectivos e individuos de «izquierda radical» -jocosamente así autodenominados o señalados por la caverna-, que apuntan a Alfon como único preso político en el estado.
Torpeza también la mía, ya que en lugar de gritar primero que ya basta, que este chico debe ser liberado ya mismo, que merece una declaración de su inocencia rápida y efectiva y que quienes merecen la cárcel son quienes han participado en su secuestro, me pierdo en comparaciones y en atacar a gente que le apoya.
Y es que esto que en algunos mentideros se conoce como la «vasquización de España», provoca sentimientos encontrados. La verdad, me resulta imposible hablar de un preso político madrileño, olvidándome de los enfermos y enfermas graves, la dispersión y las muertes que provoca, el ilícito alargamiento de las condenas, los juicios injustos, la tortura, los ataques a presos, presas y familiares…
Al menos quienes forman la representación de Amaiur en Madrid no han sido torpes, y han sabido estar ahí con la madre de Alfon por un lado, y apoyando la cita del mes que viene por el otro.
Alfon askatu eta U12 Bilbora!