Ha transcurrido una semana más y continuamos sin novedad alguna en relación con la fecha para el debate de los presupuestos en las Juntas Generales de Bizkaia, toda vez que tampoco hay noticias respecto a un eventual acuerdo en torno a las cuentas propiciado por el PNV, partido mayoritario en este herrialde y a quien corresponde, por lo tanto, gestionar la viabilidad de los mismos.
Las Juntas de Bizkaia y el Parlamento Vasco, ambas con mayoría del PNV, son las dos únicas administraciones que no han tramitado aún sus presupuestos, una situación que nos lleva tanto a poner en duda la capacidad de gestión de este partido, como su eficacia a la hora de posibilitar acuerdos entre diferentes.
Pese a que todos los focos se han dirigido esta última semana al anuncio realizado por el portavoz del Ejecutivo de Gasteiz que sitúa el próximo 12 de marzo como fecha en la que el Consejo de Gobierno aprobará sus cuentas y a las posteriores reacciones, al parecer nadie ha reparado en que Bizkaia se encuentra también sin presupuestos, lo que nos lleva a cuestionar si el equipo de José Luis Bilbao se plantea igualmente aprobar las cuentas vizcainas en vísperas de la próxima primavera. La diferencia estriba en que el Parlamento Vasco se ha constituido recientemente, mientras que el PNV ya gobernaba Bizkaia en mayoría.
Más allá de la “desaparición” del diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, desde el pasado mes de noviembre de 2012, mes en el que anunciara el proyecto de presupuesto que proponía su equipo y algunas medidas fiscales, más preocupante resulta, si cabe, la incapacidad por parte del PNV para abordar el debate prespuestario, que resulta imprescindible como instrumento de choque para afrontar la grave situación socioeconómica que estamos padeciendo las y los vizcaínos, con constantes retrocesos y recortes en servicios sociales e inasumibles índices de paro y pobreza que se sitúan por encima del resto de herrialdes.
En este contexto, EH Bildu se pregunta qué escenario hubiéramos conocido, que situación política se viviría en el caso de que hubiera sido Gipuzkoa el herrialde en el que a estas alturas, ya avanzado enero y sin perspectiva alguna respecto a la fecha para el debate presupuestario, aún no se hubieran acordado las cuentas. Qué se hubiera dicho si, en ese supuesto, los responsables forales siguieran sin aparecer para afrontar su responsabilidad.
El PNV apostó, con pésimos resultados, por el cambio de cromos de Araba por los de Bizkaia y da la impresión de que siguen apostando por una jugada similar. Mientras, siguen apelando a la responsabilidad del resto de formaciones políticas, sin mirarse a ellos y ellas mismas. El PNV está hurtando a los y las vizcaínas un debate de vital trascendencia, pero sobre todo, ahonda en un ejercicio de irresponsabilidad ya que su inacción no hace sino agravar la situación de emergencia que padecemos.
EH Bildu, segunda fuerza en representación en Bizkaia, acometerá a lo largo de la próxima semana diferentes iniciativas políticas al objeto de poder afrontar de una vez por todas el necesario debate que pueda propiciar unos verdaderos presupuestos sociales con los que afrontar las necesidades reales de la población.
Y es que el proyecto de presupuesto presentado por el PNV recoge importantes recortes en acción social que van a provocar situaciones de injusticias e indefensión a las y los habitantes de Bizkaia. Por más que la Diputación haga trampas con los números, lo cierto es que solo se va a dedicar el 38% del presupuesto a Acción Social; dejando infrapresupuestadas las condiciones laborales y la calidad de las residencias. Continúa sin permitir la compatibilidad de prestaciones de servicios y la prestación monetaria en la Ley de Dependencia y asume unos recortes de esta Ley aún mayores de lo que se dejará de financiar desde Madrid, en lugar de cubrir ese injusto agujero.
Esta Diputación deja abandonados a varios municipios ahogados por las deudas contraídas en la época del todo vale, en la que la Diputación de Bizkaia no ejerció la tutela de los municipios a la que está obligada. Se trata, al fin y al cabo, de un presupuesto con ingresos insuficientes por no haber querido abordar los cambios fiscales necesarios y se trata del presupuesto de la deuda y de las infraestructuras innecesarias. Un presupuesto de derechas y no de derechos sociales.