Maialen Lizarralde – Lokarri
Un año después de la experiencia del proyecto “Construyendo puentes de reconciliación”, un grupo de jóvenes de distintas sensibilidades viajó a Belfast con Lokarri del pasado 28 de noviembre al 2 de diciembre. Concretamente, tal y como Lokarri explicó en la presentación del proyecto, participaron en la experiencia miembros de Juventudes Socialistas de Euskadi, Gazte Abertzaleak, Ezker abertzalea, EGI y Alternatiba junto a dos personas de Lokarri.
La conclusión de la vivencia de este año vuelve a ser muy positiva: el hecho de conocer de primera mano el desarrollo del proceso norirlandés y la intensa convivencia entre las personas que participan en la experiencia generan procesos de aprendizaje, diálogo y compromiso difíciles de crear en otros contextos cotidianos.
Difícil es también explicar todo lo aprendido y vivido, pero a continuación intentamos ofrecer una breve crónica del viaje.
1º día: Dublin
La primera parada del grupo fue en Dublin y su parlamento con nuestro anfitrión Ruairi Rowan. Conocimos la institución de la mano de jóvenes del Sinn Féin y pudimos saludar brevemente a Gerry Adams antes de participar en una reunión con representantes del Sinn Féin, entre los que se encontraba Eoin Ó Broin autor del libro “Matxinada. Historia del movimiento juvenil radical vasco” (Txalaparta). En la reunión se destacaron la importancia del diálogo, el importante papel de la juventud o el apoyo internacional. Insistieron también en la paciencia ante momentos en los que parece que todo se bloquea: “siempre toma más tiempo de lo que se piensa”, nos decían. Acabamos el día con una ruta histórica organizada por el Sinn Féin por lugares significativos de Dublín.
2º día: Belfast, viaje al pasado y al futuro
El segundo día del viaje, ya en Belfast, comenzó con una mesa redonda en la sede de Healing Through Remembering, donde participaron periodistas como Brian Rowan y Eamonn Maille, jóvenes de Alliance Party y del Northern Ireland Youth Forum y el ex miembro del grupo armado unionista UDA Jackie McDonald. La conversación fue realmente interesante.
Los periodistas destacaban su papel activo por la paz: al ser agentes que mantienen relación con todas las partes, tenían la responsabilidad de relatar lo que ocurría, lo que tiene que ver con el proceso de la verdad. Tal proceso, que ellos prefieren llamar proceso de explicación o información, no debe confundirse con la acusación, culpa o el perdón, y ante todo no debe ser una batalla “de culpas” entre políticos. Cuando del grupo surgía la pregunta de qué hacer cuando el gobierno no se mueve, contestaban “no merece la pena insistir en criticar al gobierno. Lo que hace falta es persuadirlo, hacer pedagogía y, sobre todo, empezar a usar otro lenguaje. La paz no se trata de exigencias, sino de lo que estás dispuesto a compartir. Pide tomar riesgos y hacer cosas que incomodan”.
Los jóvenes norirlandeses también reafirmaron la importancia de relatar el dibujo completo de lo que ha pasado, ya que las secuelas del conflicto también han llegado a su generación en forma de desconfianza y culpas y es necesario romper barreras.
Por su parte, Jackie McDonald también lo reafirmó: la llave está en la gente joven, porque la carga de la violencia ha llegado a ella también. “Hay que contarles lo que pasó, sin romanticismos, sin orgullo: esto es lo que hicimos y no se debe repetir” decía. Como expresó, también habló de las dificultades que pasan al salir de la cárcel y de lo esenciales que son en cualquier proceso de paz.
Tras esta conversación, el grupo fue a visitar el parlamento norirlandés en Stormont. Conoció su funcionamiento y peculiaridades, se reunió con el presidente del parlamento William Hay y participó en una charla con parlamentarios del Sinn Féin, DUP, SDLP y UUP, donde se vio cómo son capaces de juntarse en la misma mesa representantes que hasta hace unos años eran enemigos.
3º día: las rejas perduran, las paredes hablan
El tercer día fuimos a visitar a la organización Intercomm que trabaja en las relaciones entre comunidades. Allí tuvimos una conversación con distintas personas, muchas de las cuales eran ex-presos tanto unionistas como republicanos que hoy en día trabajan juntos en proyectos como el de Intercomm. Subrayaron que el proceso de paz real ocurre y debe ocurrir en las bases de la sociedad, y ahí las personas presas liberadas tuvieron y tienen un papel clave, aunque todos confirmaron las dificultades a la hora de reintegrarse, bien por recursos prácticos, bien por el odio social generado. El grupo preguntó cómo explicarían a sus nietos/as su relato personal y afirmaron que les es muy difícil hablarles de ciertas cosas a sus familiares pero a la vez es necesario hacerlo para “desarmar las mentes”. “No somos malas personas. Somos buenas personas que han hecho cosas terribles”, expresó uno de ellos.
Uno de ellos, John Howcroft, quien fue miembro de un grupo armado unionista y hoy en día es trabajador social y doctorando, nos llevó después a visitar algunos barrios del norte de Belfast, que es la zona donde más se ha concentrado la violencia. Nos mostró murales que antiguamente favorecían la segregación y la violencia y que han sido renovados con el objetivo de comunicar valores a favor de la convivencia, muros que han sido abiertos para que las comunidades se puedan relacionar con más normalidad y edificios reformados en zonas muy conflictivas que ahora acogen personas de ambas comunidades. El ejemplo del propio John fue también revelador.
4º día: Falls Road con Brian Rowan
El periodista Brian Rowan ha sido testigo directo de muchísimos hechos históricos ocurridos durante el proceso de paz, y fue él quien nos llevó a ver las calles de las zonas republicanas alrededor de Falls Road mientras nos contaba anécdotas de esos hitos que él mismo presenció. Vimos murales, memoriales por las víctimas y tomamos un café mientras nos enseñaba el tesoro que había ido acumulando durante años: una carpeta con documentos, recortes y fotografías relevantes de los últimos años, incluyendo declaraciones originales de alto el fuego del IRA, entre otros. También visitamos el museo de presos republicanos antes de ir a reunirnos con Seanna Walsh en Tar Anall.
Seanna Walsh pasó 21 años en prisión por su implicación con el IRA. Amigo de Bobby Sands, fue él quién leyó el comunicado de 2005 donde el IRA declaraba su alto al fuego. Nos contó su relato sobre el proceso de los últimos años, explicando que “no es un conflicto entre católicos y protestantes o republicanos y unionistas. Nosotros en el IRA teníamos claro que nuestra lucha era contra la ocupación Británica, es decir, contra el Gobierno británico, y no contra los unionistas”. Contó cómo la espiral de la violencia no lleva a ningún lado, que por eso concluyeron que hay que intentar negociar con el Gobierno británico y todas las partes llegaron a la misma conclusión.
También hablamos sobre los disidentes del IRA, que son una minoría sin objetivos claros, sobre el proceso de excarcelación aprobado en 1998, sobre perdón, verdad y víctimas… Y para acabar, el grupo le preguntó cómo se había sentido cuando leyó el comunicado que anunciaba el alto el fuego del IRA, a lo cual respondió emocionado “orgulloso y honrado de hacerlo”.
La intensa agenda del viaje terminó con una reunión informal con juventudes del SDLP en un pub. Entre muchos temas, no dejaron de expresar su asombro y tal vez cierta admiración al ver a nuestro grupo de representantes de sensibilidades tan diferentes juntos y con una relación de tanta confianza compartiendo esta experiencia. “Parece que os conocéis desde siempre”, nos decían. Nos contaron que aunque hay relaciones entre las juventudes de distintos partidos, no saben si serían capaces de juntarse para una experiencia de este tipo. Ya les dijimos que quedan invitados a visitarnos.
Y es que como bien dice Ruairi Rowan en su crónica sobre nuestra visita en este artículo, parece que el aprendizaje fue en ambos sentidos y lo aprendido cruza los puentes de reconciliación entre y dentro del País Vasco e Irlanda del Norte.
Nota: pocas horas después de que el grupo regresara, estalló el conflicto que hoy aún perdura en relación a las banderas británicas. Dar seguimiento a la evolución de este conflicto relacionándolo con las reflexiones que nos compartían las personas con las que nos reunimos, también está siendo muy valioso. Vemos que su camino hacia la paz sigue con dificultades, que aquella “carga heredada” de la que nos hablaban está presente, y mostramos nuestro apoyo para que esta manifestación de violencia pueda canalizarse de manera que no pueda volver a repetirse.