Si bien la crisis ecológica afecta a toda la humanidad, el reparto de responsabilidades y repercusiones es desigual. Mientras los problemas ambientales del Norte se deben a su sobredesarrollo (contaminación industrial, lluvia ácida, residuos peligrosos), el deterioro ambiental del Sur es en gran medida sino una consecuencia del modelo de desarrollo impuesto por los anteriores. A diferencia de lo que pasa en los países del norte, para el Sur el medioambiente no es un lujo, sino su sustento, con lo que de su conservación depende su supervivencia. Por tanto, cualquier consideración sobre la ecología global debe abordar conjuntamente el problema de la equidad y el problema de la sostenibilidad, desde una triple perspectiva:
- En primer lugar, la responsabilidad casi exclusiva del Norte en la crisis ecológica global (con diferente responsabilidad también dentro las sociedades del Norte y del Sur).
- En segundo lugar, la explotación, mayoritariamente occidental, de los bienes y servicios comunes del planeta.
- En tercer lugar, el uso insostenible que actualmente realizan estos países de los recursos naturales del Sur.
En la práctica esto supondría:
- la abolición de la deuda externa de los países empobrecidos.
- el reconocimiento de la deuda ecológica.
- la denuncia de las actividades o inversiones de transnacionales vascas que vulneran los derechos sociales y ambientales de los países del Sur.
- la denuncia de los sistemas de compra de derechos de emisiones.