La diversidad de los pueblos europeos impide configurar una identidad europea basada en la cultura o la religión, por lo que ha menudo se ha considerado que lo significativo de esta identidad estaba ligado a ciertos valores: el modelo social europeo, la defensa de los derechos humanos, el respeto a la diversidad, la tolerancia, la solidaridad la igualdad entre hombres y mujeres, el estado de derecho, etc.
Sin entrar a valorar el carácter eurocéntrico de esta consideración, lo que queda claro es que la agenda neoliberal del proyecto europeo contradice esta identidad y se produce la paradoja de querer asegurar la viabilidad de este modelo desmontándolo. En fin, que más bien parece el intento de crear una identidad común europea basada en la asunción por parte de la población europea de la lógica del mercado y el miedo “al otro”, ejemplificado en la “Europa Fortaleza”.