Nuevo artículo de Luis Salgado en su blog «El mundo imperfecto»
“Lo único peor que el que se hable de uno, es que no se hable de uno” Utilizando esta máxima de Oscar Wilde para enmarcar el eco mediático que está alcanzando la iniciativa lanzada por Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, uno podría decir que Podemos tiene el camino abierto hacia el estrellato. Todo el mundo habla de ellos, bien o mal, pero están en boca de toda la ciudadanía. La gira Ahora Podemos llena salas para escuchar, y esto es lo sorprendente, ¡conferencias políticas! De pronto, miles de personas que parecían no querer saber nada de la política son capaces de entablar una discusión en un bar sobre nacionalización de las empresas energéticas, sobre los derechos, sobre la izquierda y la derecha.
Pablo Iglesias ha sabido importar el modelo político del socialismo del siglo XXI sudamericano adaptándolo a la realidad sudeuropea o norteafricana, según lo vean. Eso que los políticos patrios, los de alfombra y poltrona, denigran llamándolo populismo no es sino utilizar lenguaje llano para hablar a gente llana, llegar hasta la gente a través de los medios que la gente utiliza, y en eso, está claro que el Sr. Pablo Iglesias está demostrando ser un experto. Algo que por el contrario, los izquierdistas clásicos no hemos sabido utilizar, o lo que es peor, nos negamos a utilizar, ya que parece que estuviéramos desprestigiando nuestro alto ideario. Por cierto, por unos motivos similares la iglesia mantuvo hasta tiempo reciente eso de oficiar las misas en Latín.
Pablo Iglesias, ese profesor progre, de izquierdas y pelo largo que caía bien a todo el mundo, al menos a todo el mundo de la izquierda, pero también a amplios sectores populares establecidos en el desencanto y el abstencionismo político, se ha embarcado en un proyecto político que sinceramente me provoca serias dudas, aunque por lo que veo, a muchos otros lo que les provoca es zozobra al ver que pueden perder su txiringo, y así, de un tiempo a esta parte las loas y alabanzas se han convertido en críticas feroces. Y como siempre ocurre en estos casos, la izquierda mayoritaria (dentro de la izquierda fragmentada, se entiende) apela a la unidad, al voto útil, aunque muchos dudemos de la utilidad, no del voto, sino de esa izquierda. Y por supuesto, apela a la unidad dentro de sus parámetros y reglas, sin negociación.
Reconozco que tengo interés en saber como terminará este sainete, y también reconozco que una parte de mí desea que ese Podemos sea lo que parece querer ser, porque quizás, si ese proyecto tuviese recorrido podría ser la oportunidad para que las otras izquierdas, las periféricas, a las que la izquierda estatal siempre ha denostado y vilipendiado tuviéramos un interlocutor válido, un aliado con el que hacer un camino común como clase, desde el respeto y la visión internacionalista de la lucha.
Podemos es una incógnita. Tratar de adivinar lo que su irrupción puede provocar, una quimera. Sin embargo, si algo hay que agradecer a su aparición, es que por fin parece que allende el Ebro algo más que el futbol mueve a las personas. Por ello, desde EH les doy mi más calurosa bienvenida, desde un optimista excepticismo, confiando en que podamos, podamos encontrarnos en el mismo lado de la barricada, aunque sea desde siglas diferentes. Somos una misma clase, aunque seamos pueblos diferentes.