Oskar Matute – Portavoz nacional de Alternatiba
Paro creciente, desahucios recurrentes, recortes en sanidad, educación y prestaciones sociales; precariedad laboral, cierre de empresas viables, saqueo y privatización de lo público, ausencia de modelo económico y productivo, huida de jóvenes y de no tan jóvenes… Es la situación que padece buena parte de la ciudadanía de Nafarroa a causa de la crisis que afecta a toda Euskal Herria como al resto de los pueblos del sur de Europa.
Pero es sabido que la crisis no surge por cuestiones supra naturales y que, en Nafarroa, se origina entre otras cosas por sus dirigentes, con el total beneplácito de los diferentes gobiernos turnistas del Estado español, de los creadores del régimen del 78 que descansaban en paz habiendo logrado dividir en dos a Hegoalde, llegando incluso a enemistar a sus gentes. Con toda la maquinaria estatal y mediática a su disposición se construía también un consenso social basado en la identidad navarra como columna vertebral de la identidad española a la vez que se dejaba de lado, se apartaba e incluso se señalaba todo lo que tenía que ver con la identidad, el idioma o la cultura vasca. Y es que, tal y como reza el dicho ya popular: “Navarra es cuestión de Estado”.
Replicando la estructura estatal, el régimen del 78 avaló un gobierno también de alternancia para Nafarroa, consensuado con sus élites económicas. En estos años, han gobernado PSN y, a partir de 1991, UPN. Ambos se han caracterizado por protagonizar diversos casos de corrupción. Entre los muchos escándalos de saqueo y nefasta gestión de lo que debía ser de interés colectivo, de la ciudadanía de Nafarroa y por tanto intocable, es dolorosamente conocido el saqueo de Caja Navarra, cuya denuncia pública viene efectuando la Asociación Kontuz. Afirma esta que somos testigos de un “insultante espectáculo de unos responsables políticos y unos directivos que se llevaron por delante, entre otros, el principal instrumento financiero de Navarra, la CAN, del que ya conocemos muchos de sus impresentables episodios: dietas, relojes, inversiones, viajes en helicóptero…”.
Ante un claro descontento social por la abominable gestión de estos dirigentes, se abre un nuevo panorama esperanzador para el cambio. En Nafarroa existe un tejido social muy diverso que reclama democracia y el derecho a decidir sobre las cuestiones que atañen a la propia ciudadanía. Las diferentes gentes que habitan el territorio desean tomar decisiones sobre su modelo social, territorial, económico y productivo.
En las elecciones que se celebrarán el próximo mayo en Nafarroa, no solamente se dilucida la posibilidad de desbancar a UPN por primera vez desde 1991, sino que sobre todo, se decide la posibilidad de llevar a la presidencia del territorio a una amplia coalición de fuerzas políticas que defienden el derecho a decidir y que apuestan por la ruptura con el régimen. Al quebradero de cabeza generado en Catalunya, el Estado español podría sumar el de Nafarroa, territorio al que confirieron el papel de dique de contención contra el independentismo vasco durante la conformación de la España de las autonomías. Por lo tanto, lo que se decide en estas elecciones al Parlamento de Nafarroa no es un simple cambio de gobierno sino la posibilidad real de tumbar uno de los pilares fundamentales sobre los que se construyó el agonizante régimen del 78. Es una gran oportunidad para generar consensos mínimos entre las fuerzas que apuestan por el cambio.
Yolanda Barcina, actual Presidenta de la Comunidad Foral, anunció su decisión de no repetir candidatura como cabeza de lista. Hay quien atribuye esta decisión a su incapacidad para consensuar una futura alianza entre UPN-PSN-PP que daría continuidad a lo existente.
Curiosamente, o no tanto, la Audiencia Nacional ha reabierto el Caso CAN tras el adiós de Barcina. La Sala de lo Penal ha determinado que la instrucción de los escándalos de CAN se archivó prematuramente. El auto se firmó al día siguiente de que la actual presidenta, y futura copiloto, se retirara de la carrera de UPN hacia a las elecciones. La pregunta que nos podemos hacer al respecto es evidente.
Por otra parte, fuerzas aglutinadoras del descontento como IUN o Podemos, virtual ganadora según el último Navarrómetro, se enfrentan a un dilema clásico. Sin duda mirarán de reojo a las repercusiones que eventuales pactos con EH Bildu pudieran tener en sus candidaturas en el Estado. Y esto sería una muy mala noticia para quienes apuestan por la ruptura en Nafarroa, ya que todo apunta que la suma de los votos de EH Bildu y Podemos darían una mayoría que posibilitaría el cambio de gobierno y la superación de todo lo anterior. ¿Podremos presenciar una esperanzadora ruptura del Régimen del 78 en Nafarroa o se reestructurarán los viejos consensos impidiendo el cambio y traicionando a la mayoría de la ciudadanía?