Enrique Martínez Flórez – Alternatiba
Lo siento mucho. Empezamos el año y sea por la estrategia de descalificaciones del PP o por otras circunstancias como la falta de mayoría suficiente en el Parlamento griego para elegir un presidente de la República, Podemos continúa en el centro de la agenda. Quizás deberíamos hablar de cuestiones más relevantes y más próximas a cada uno de nosotros, como que el 11% de las parejas que tienen un niño pasan automáticamente a ser pobres o que ha aumentado el 13% de los desahucios o que ya se han fijado tres años continuados de descenso salarial, pero quizás estos últimos sean los verdaderos motivos de por qué Podemos está continuamente en la agenda informativa.
Tras esta justificación me refiero directamente a la cuestión de Syriza. La profunda política de recortes ha tenido efectos devastadores en términos de prestaciones sociales y en forma de desempleo (aun con un crecimiento del PIB en Grecia del 2,9%). Ante esta situación, y revelado que la socialdemocracia en la UE se ha convertido en una herramienta inútil, se abre en Grecia la posibilidad de un triunfo de un partido distinto cuyo objetivo fundamental es superar la grave crisis del sistema de representación y de soberanía de los países endeudados, y a partir de ahí, aplicar un programa que permita una salida de la crisis más justa y más solidaria.
Ante la previsible victoria electoral de los griegos y la extrapolación que han hecho distintos analistas de la misma a España, la reacción ha sido unánime. Zarzalejos la ha denominado como la gestión del miedo que abarca todos los aspectos del análisis político. Mas y Urkullu han tenido a Podemos en el centro de su agenda en la última reunión mantenida. Podemos se convierte para los nacionalistas en el caballo de Troya del nacionalismo español. Otros achacan a Podemos y a sus homólogos griegos la decisión de salir del euro, incluso de la Unión Europea, imputaciones ambas que son falsas como lo es la negativa a satisfacer la deuda. Históricamente la crisis de deuda sólo ha tenido tres salidas: la guerra, la inflación o la quita en su forma más simple o a través de la mutualización de deuda. Esto es lo que plantean estos movimientos tachados de populistas aunque lo sean en los términos de Ernesto Laclaud.
No creo que esta estrategia, la gestión del miedo, sea del todo efectiva y ello porque amenaza con el Apocalipsis pero resulta que para muchos ciudadanos ya estamos en el Apocalipsis. El trabajo además de ser un bien escaso ha dejado ya de ser un medio para garantizar una mínima subsistencia digna. También en el año 2010, en otra colaboración hablábamos de lo que se dio en llamar el working poor, es decir, aquellas personas cuyo estipendio laboral normalizado no les permitía salir de la pobreza y exclusión. Por último, y es otra estrategia emparentada o filial de la denominada gestión del miedo, es aquella que directa y simplemente desprecia y se toma a risa propuestas alternativas calificándolas de imposibles sin un previo análisis. La coyuntura actual de desigualdad creciente, basta ver la cantidad de libros que a propósito de este fenómeno se han publicado (desde Stiglitz o Wilkinson y Pickett hasta Piketty), el empobrecimiento generalizado y previsto hasta la debilidad de la recuperación económica en toda Europa, bien merece por lo menos un debate abierto que no caiga en posturas descalificadoras a priori o directamente falsas como las descalificaciones que ha sufrido Viçens Navarro que no deja de ser un comunista keinesiano clásico que se sujeta estrictamente a la ecuación de esa doctrina económica que por otra parte dio lugar al único periodo en que el capitalismo, sin dejar de ser un sistema perverso, adquirió un rostro más humano y dio lugar a la mayor generación de riqueza conocida, (sin olvidar la importancia que tuvo en el ámbito occidental la existencia del bloque oriental).
Artículo publicado en ElPaís