Representantes de EH Bildu en Juntas Generales de Gipuzkoa – Begoña Vesga, Lohitzune Txarola, Idoia Ormazabal y Maite Sarasua
Una vez más Gipuzkoa camina a contracorriente. En el contexto político insti- tucional de nuestro entorno se prioriza el pago de la deuda y se apuesta por pagarla recortando brutalmente el gasto social. Esto está provocando que cada vez más gente viva vidas precarias y empobrecidas, especialmente las mujeres. Que estas sigan sacando la vida adelante con más trabajos de cuidados y domésticos gratuitos, enfrentando un desempleo mayor o empleos que institucionalizan la pobreza salarial. Que hace impo- sible, para quien no pueda pagarlo, conciliar el sostén de la vida con ir al mercado a trabajar o que hace que muchas recurran a la economía reservada para momentos de crisis: el trabajo sexual o el doméstico. Es decir, que cada vez es más difícil que las mujeres sean autónomas y, por tanto, que cada vez sean más vulnerables a la violencia machista.
En Gipuzkoa se prioriza responder a las urgencias de la gente aquí y ahora y transitar hacia un modelo en el que la vida sea sostenida por el conjunto social, no solo por las mujeres, y que pueda ser vivida dignamente por todo el mundo y no solo por algunos a costa del resto. Queremos colocar aquello que está invisibilizado, feminizado y pre- carizado, los cuidados, como eje reorganizador de nuestra economía, de nuestro modelo de organización social, de nuestro sentido común como sociedad como única manera de alcanzar la igualdad efectiva entre mujeres y hombres.
Por eso ha sido tan importante la aprobación, por unanimidad, de la primera Norma Foral para la Igualdad entre Mujeres y Hombres de la CAE. Una herramienta jurídica al servicio de este fin que establece mandatos normativos concretos en el ámbito de la Administración foral, compromete recursos específicos para cumplirlos y define los mecanismos que permitirán evaluar su cumplimiento.
La Norma ha sido elaborada con la ayuda y el amplio apoyo de los diferentes colectivos feministas y la red de técnicas de Gipuzkoa que consideran este cuerpo «una importante herramien- ta que recoge los principios y objetivos de actuación de la Diputación Foral de Gipuzkoa a favor de la igualdad», así como con las propuestas realizadas por Emakunde, en su mayoría aceptadas. Ha sido significativo, asimismo, el diálogo y el debate llevado a cabo con los grupos políticos que ha resultado imprescindible para compartir análisis, acercar miradas y ser capaces de llegar a acuerdos con todos los grupos políticos desde el reconocimiento de las diferencias.
En relación a los acuerdos adoptados en la aprobación de esta Norma, destacamos, por su especial transcendencia, el acuerdo alcanzado con el PSE que ha supuesto la aprobación del compromiso de destinar el 1% del presupuesto corriente de la Diputación Foral de Gipuzkoa al impulso de las políticas de igualdad en el plazo de 6 años. Se trata de una medida-hito porque no hay ninguna norma legal en materia de igualdad que blinde de tal manera las políticas de igualdad y las proteja de las tentaciones recurrentes de convertir las políticas de igualdad en meros discursos o políticas estéticas.
Sin embargo, ha habido una importante discrepancia entre los grupos políticos respecto a la redacción del artículo 46, concerniente en su origen al deber que tiene la Diputación de Gipuzkoa de «eliminar el apoyo institucional, cualquiera que sea su modalidad, a los modelos excluyentes de ocio, cultura y celebración que, amparándose o no en la tradición, entrañen cualquier tipo de discriminación o exclusión de las mujeres». En este mismo artículo se indicaba que la institución tiene la responsabilidad, en paralelo, de impulsar cambios hacia modelos culturales, festivos y de ocio igualitarios y prevenir los conflictos acompañando a los ayuntamientos, apoyando a los colectivos que defienden la igualdad o interviniendo siempre en términos de resolución en los ya existentes.
Una vez más, se ha puesto de manifiesto que el conflicto existente en torno a los alardes de Irún y Hondarribia ha impedido llegar a acuerdos en el contenido del citado artículo 46. Desde la Dirección de Igualdad de la Diputación se han hecho esfuerzos por modificar la redacción inicial proponiendo lo establecido íntegramente en el artículo 25 de la Ley 4/2005, pero los diferentes grupos políticos se han negado a aceptar esta redacción, pese a que el mandato legal obliga a la DFG aunque este no se haga explícito en la recién aprobada Norma Foral para la Igualdad de Mujeres y Hombres. Pero una vez más, se ha evidenciado que no se dan las condiciones para llegar a acuerdos políticos, pues mientras no resolvamos el conflicto de los alardes todo lo referido a las fiestas, el ocio y las celebraciones se verá empantanado.
Desde EH Bildu sentimos la pérdida, porque sigue existiendo una mayoría política que nos aleja de un escenario en el que contemos con unas fiestas inclusivas que no definan el papel de cada cual en función de su sexo, procedencia o posición socioeconómica. Y de unas fiestas que no se privaticen y aspiren, con el apoyo público, a sustituir y representar a lo público.
Pese al hastío de 20 años de conflicto, que pone en evidencia la falta de diálogo habido hasta la fecha entre agentes sociales, instituciones locales, instituciones supralocales y ciudadanía para resolverlo, creemos que se están poniendo las bases sólidas para una futura solución del mismo con el liderazgo de la DFG y otras instituciones como el Ararteko y Emakunde. Y así lo demanda, además, más del 70% de las y los hondarribitarras y las y los iruneses según las encuestas publicadas por el Gobierno Vasco. Tenemos la responsabilidad de facilitar que se recompongan los dolores y sufrimientos acumulados durante tanto tiempo. No hemos conseguido que la Norma Foral de Igualdad lo recoja pero el camino del cambio emprendido para la solución del conflicto es imparable.