Cristina Bereciartua – Alternatiba
Estamos hasta el coño, de que creáis que somos vuestras, que nuestros cuerpos os pertenecen, que somos una cosa más o menos bonita, que vaga por el mundo con el único objetivo de saciar vuestras necesidades sexuales, de aupar vuestros egos, de cuidaros y de saciar vuestras necesidades logísticas. De que penséis que cuando vamos por la calle tenemos la obligación, no solo de aguantar las ordinarieces que nos decís, o gritáis, sino que además tenemos que aceptarlas de buen grado, sonriendo o agradeciendo, el que hayáis tenido el detalle de fijaros en nuestra existencia, en nuestro vagar por el mundo. Porque no, no nos gusta que nos chillen en la calle y, no, tampoco nos importa vuestra opinión sobre nuestro cuerpo, nuestra actitud por la vida o nuestra forma de vestir. No queremos ni necesitamos vuestra aprobación.
Estamos hasta el coño, de que hagamos lo que hagamos se nos juzgue por nuestro físico y por nuestras relaciones personales. Da igual si somos deportistas, periodistas, políticas, presentadoras o astronautas. Lo que importa es si tenemos novio (Carolina Marín campeona del mundo de bádminton hasta se ha echado novio”); si podemos sobrevivir o no sin maquillaje y sin nuestras parejas (pregunta realizada a seis mujeres astronautas); si somos guapas o feas, si vestimos bien o mal (solo hay que ver la retahíla de insultos vertidos sobre Anna Gabriel).
Estamos hasta el coño, de los graciosos, de los que sueltan sus chistes machistas y esperan que aguantes, no solo sin quejarte, sino riéndoles la gracia. De los que se permiten en un comercio poner un cartel del tipo “las señoras que manoseen la fruta serán sometidas al mismo tratamiento por parte del frutero”.
Estamos hasta el coño, de que intentéis intimidarnos, en la calle, en el trabajo, en casa… Creéis que el mundo es vuestro, el espacio público os pertenece, por eso podéis insultarnos o humillarnos públicamente en las redes sociales, medios de comunicación, en la oficina o en plena calle. De esta forma queréis demostrar que el hecho de que participemos en algunos espacios es una concesión que nos hacéis para que juguemos a ser personas, con vuestras reglas, pero que como no comulguemos con lo que vosotros queréis, seréis implacables, el escarnio público será de la suficiente magnitud para que el resto de mujeres tomemos nota y sepamos hasta dónde nos dejáis jugar.
Estamos hasta el coño, de vuestra violencia, de la continua violencia a la que nos vemos sometidas. De que nos gritéis, nos toquéis sin nuestro consentimiento, de que nos levantéis la mano para asustarnos, de que nos violéis, de que nos peguéis y de que nos matéis. No hemos hecho más que arrancar el año y ya hay 2 mujeres asesinadas, en una semana, la primera del año, ya habéis matado a dos de las nuestras. Encima os atrevéis a culparnos “no denunciaron”, “volvió con él”, “retiró la denuncia”…
Pero, estad seguros, de que esto acabará. Cada vez somos más quienes luchamos por conquistar los derechos que nos corresponden y lo conseguiremos. No va a ser este año, ni el que viene, es una lucha que será larga, pero idos preparando. Porque no os vamos a permitir, ni a los graciosetes que legitiman y sustentan con sus actitudes el sistema; ni a los maleducados que nos gritan, nos ningunean, nos cuestionan y nos humillan; ni a quienes pretendéis dejarnos fuera de los espacios de poder, de los espacios de decisión, de la vida pública, de la calle, de los medios de comunicación, de la política, de la ciencia, del arte, de la cultura; ni a los violentos que nos tocan sin permiso, que nos violan, que nos amenazan, que nos pegan y que nos matan; a ninguno, que sigáis campando a vuestras anchas.
Y desde aquí os dedico mi versión: “y como bien cantaba Kontuz hi, en los conciertos que daba por aquí: machista, los días que te quedan son una cuenta atrás.”