Ayer asesinaron a Berta Cáceres, defensora incansable del campesinado, de su pueblo, de las mujeres y de la madre tierra. Lo hicieron mientras dormía en su hogar en Honduras. Su trabajo como coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) le había llevado a ser un valioso referente internacional e internacionalista. Es por ello que desde Alternatiba lamentamos su pérdida y denunciamos su vil asesinato.
Cuatro disparos directos desde el capitalismo heteropatriarcal y racista al corazón de los derechos de los pueblos originarios, del movimiento indígena, de las y los de abajo, del feminismo… Disparos que se suman a los recibidos por muchos otros compañeros y compañeras indígenas que se oponen a la explotación minera e hidroeléctrica destructiva en Honduras. Más de un centenar de activistas han corrido la misma suerte en este país en apenas una década.
Refrendamos las palabras de Berta Isabel Zúñiga Cáceres, hija de Berta Cáceres que responde: «Ya no queremos más muerte, ya ha sido suficiente». Balas que matan, pero que son respondidas con dignidad y solidaridad internacionalista.
Su asesinato hace hoy del mundo un lugar más oscuro e injusto; su lucha, que es la de muchas personas, cambiará el mundo mañana.