Intervención en el último pleno municipal de Bilbao de nuestra compañera de Alternatiba y concejala de Euskal Herria Bildu Alba Fatuarte en respuesta a una propuesta del PP para crear brigadas de información cívicas en la ciudad. Vídeo de la intervención y texto de la misma.
Empezaré por el final, adelantando que desde EH Bildu votaremos en contra de esta singular moción presentada por el Partido Popular.
Y la tildamos de singular para quitarle hierro a una propuesta que nos recuerda demasiado a regímenes de diversa índole. Algunos hasta de ciencia ficción. Porque mucho nos tememos que, a este paso, algún día traerán al pleno una moción para establecer el precrimen, de modo que podamos delatar, prohibir y castigar “conductas incívicas” incluso antes de que se produzcan.
En la moción se usan dos términos fundamentales: “vandalismo” y “civismo”, curiosamente ambos son préstamos del francés. El primero la acuñó la iglesia en recuerdo del pueblo germánico que saqueó Roma y que destruía -vaya por dios- tesoros religiosos. Pero lo realmente curioso es que el término civismo nació unido a revolución francesa e, inicialmente, a la secularización; es decir, a la superación de una sociedad en la que la moral católica imperaba y controlaba las normas y costumbres sociales.
Ya sabemos que ustedes ven constantes invasiones bárbaras contra la ciudad de Bilbao, con delitos por doquier -aunque las cifras oficiales digan lo contrario-, y que en base a ello les encantaría una sociedad aletargada -que no se manifieste y sean parte de esa mayoría silenciosa de la que otrora hablara su presidente Mariano Rajoy-; insolidaria -que no manche las inmaculadas paredes con sus reivindicaciones o pancartas-; y sobre todo, domesticada a su imagen y semejanza.
Pero qué quieren que les diga. Preferimos ese civismo primigenio, fruto de la revolución, frente a su aversión endémica a los “destructores de tesoros religiosos”. Porque estoy convencida de que por vandalismo entendemos cosas muy diferentes. A nosotras nos molestan bastante más las actitudes y acciones de algunas de las personas que desde despachos en altas torres de esta ciudad precarizan y arruinan vidas, firmando desahucios o condenando a la pobreza energética. Eso sí, no manchas las calles.
Quizá pudiéramos llegar a coincidir en la necesidad de erradicar muchas conductas negativas para la ciudad, pero lo cierto es que siempre preferiremos lograrlo desde la educación, la sensibilización y, sobre todo, desde el respeto más escrupuloso a la libertad de todas las personas. Y eso, desde luego, está reñido con poner un policía en cada esquina para buscar conductas que, arbitrariamente, ustedes consideran incívicas.
Y es que lamentablemente, este país -y me refiero a Euskal Herria- ya es el país de la Unión Europea con un mayor ratio policial por habitante. No nos hace falta movilizar a más efectivos, acompañados de personas desempleadas -lo que hace, si cabe, aún más singular e incluso siniestra esta moción- para perseguir ahora a quienes tiran colillas.
Nos resulta hasta retorcido pretender “reclutar” brigadas de información y vigilancia. Pretender que los vecinos se delaten entre sí. Sembrar acusaciones cruzadas y desconfianza. Por encima de todo, creemos y confiamos en que el civismo es parte inherente a las personas de esta ciudad, por eso apostamos por fomentarlo sin yugos ni represión. Queremos un pueblo libre, formado por personas libres. Libres, y responsables.