Aitor Miguel – Miembro de Altenatiba y concejal de EHBildu Gasteiz
Durante décadas, Gasteiz ha sido un referente por sus Centros Cívicos y sus instalaciones deportivas. Todos los gasteiztarras estamos orgullosos de estos emblemas de nuestra ciudad y alardeamos de ello allá a donde vamos. Nuestros alcaldes a la cabeza.
Ha llegado el verano y hemos vuelto a nuestras piscinas, a Mendi y a Gamarra, a refrescarnos ante el implacable verano de nuestra tierra. Se repetía la idílica estampa de cada verano: niños y niñas bañándose, familias disfrutando del sabroso bocadillo de tortilla, jubilados paseando y tomando el sol, adolescentes perdiéndose por los rincones más recónditos de Mendi, runners y triatletas aprovechando para bañarse tras el entrenamiento.
Pero esta semana ha ocurrido algo inaudito. Por primera vez en nuestra reciente historia Urtaran ha tenido que cerrar las piscinas. Por primera vez los gasteiztarras nos hemos quedado sin Mendi y sin Gamarra, sin esos dos grandes complejos municipales de ocio insustituibles que hacen que el verano sea mucho más agradable.
Resulta que todo lo que rodea nuestros Centros Cívicos y piscinas no era tan idílico. Resulta que detrás de nuestras tardes de verano en las piscinas había cientos de trabajadores en condiciones precarias. Los socorristas, monitores y hasta 450 empleados de actividades deportivas han tenido que recurrir a la huelga ante la falta de respuesta por parte de subcontratas y alcaldía para solucionar la cronificación de su precariedad laboral. Todo no era tan idílico durante esos inolvidables veranos que hemos disfrutado, había una cara oculta tras nuestro disfrute: los trabajadores que hacen posible que disfrutemos de nuestro tiempo libre han vivido, y viven todavía, precarizados. Sí, muchos de ellos trabajan a jornada completa por escasos 700 euros. Esto significa que esas personas que nos facilitan disfrutar de nuestras vacaciones están trabajando duramente sin que su sueldo les permita tener una vida digna. Sin que su sueldo les permita pagarse una vivienda o formar una familia. O lo que es lo mismo, el sueldo de estos trabajadores no les permite dejar ser pobres. Es gravísimo. Hoy en día tener trabajo ya no es sinónimo de no ser pobre.
Desgraciadamente, muchos de los lectores saben de lo que les hablo, porque un 20% de los trabajadores vascos perciben salarios por debajo del umbral de la pobreza. Lo dicen el Ararteko y la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social. La gravedad de lo que acontece aquí y ahora, en nuestras piscinas, es que el que promueve estas inaceptables condiciones de trabajo no es otro que el alcalde, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Es el alcalde Urtaran el responsable de estos servicios, es el alcalde el que elige este modelo de gestión basado en la subcontratación, y es el alcalde el que paga, en definitiva, estas nóminas. Este problema no es nuevo. Urtaran lo conocía. No en vano EH Bildu había denunciado en reiteradas ocasiones las condiciones de explotación laboral en las que trabajaban todos estos empleados de nuestros servicios públicos. Sí, EH Bildu le mostró al PNV en Comisión, ya hace más de un año, las nóminas por importe de 678€.
EH Bildu, además de denunciar la grave situación, también demostró que las empresas subcontratadas se quedaban con pingües beneficios. Pero sería vil por nuestra parte quedarnos solo en la denuncia. EH Bildu hizo dos propuestas: en primera instancia propuso la introducción de cláusulas sociales que garantizasen condiciones dignas de trabajo en los subcontratos. Y en segundo lugar, le propusimos al PNV gestionar de forma directa estos servicios municipales, contratar directamente desde el Consistorio a estos trabajadores, garantizarles condiciones salariales decentes, ahorrarnos los beneficios de las empresas subcontratadas…y por supuesto, eliminar todos los riesgos para evitar el esperpento de esta semana y garantizar el control de nuestros servicios. Algo que los usuarios se merecen, en tanto en cuanto pagan religiosamente su cuota anual.
Uno de los principales objetivos de cualquier alcalde debe ser garantizar una vida digna a los y las gasteiztarras, luchar contra la pobreza. Y en este caso se demuestra que el Ayuntamiento, lejos de cumplir con su deber, es un agente activo en el fomento de empleos precarios de 700 euros.
Un vez alcanzado el acuerdo, y a pesar de haber sufrido todas y todos el indeseable cierre de la piscinas, es el momento de agradecer a socorristas, monitores y empleadxs de actividades deportivas que nos hayan abierto los ojos a toda la ciudadanía y nos hayan mostrado que desde la instituciones públicas también se mira hacia otro lado ante la pobreza. Desgraciadamente este positivo acuerdo no pone fin a la pobreza en los servicios municipales. Y como queremos piscinas y servicios públicos de calidad, pero no a costa de la pobreza de nuestros vecinos, animamos a sindicatos y trabajadorxs a seguir presionando a Urtaran y a las subcontratas hasta conseguir unas condiciones laborales que garanticen una vida digna.
Publicado en Noticias de Álava