La ciudadanía vasca tiene de nuevo mañana a oportunidad de aportar a la paz y a la resolución del conflicto político que ha dejado dramáticas consecuencias y que, lamentablemente, más de un lustro después del cese definitivo de la lucha armada, sigue generando víctimas. Los son las y los presos que sufren una política de excepción, cruel y vengativa, con graves consecuencias que podrían enmendarse con la mera aplicación de las leyes penitenciarias ordinarias.
Y son también víctimas las personas del entorno de las y los presos, incluidos un centenar de menores que en los últimos tiempos conocemos como “niños de la mochila”, que sufren el castigo de la dispersión. Miles de kilómetros para poder arañar unos minutos de visita a sus familiares o amistades, con eventualidades que llegan hasta las 16 muertes en carretera y un sinfín de accidentes en carretera.
No hay excusas para no recorrer, junto con decenas de miles de personas, la distancia que separa la Plaza de la Casilla del ayuntamiento de Bilbao exigiendo el fin del revanchismo que, como decimos, sigue generando víctimas y retardando, por tanto, la posibilidad de construir un futuro en paz. No hay excusas para no sumarse a la defensa de los derechos humanos más elementales, y simular que las hay tan solo puede obedecer a intereses partidistas. No en vano, y fruto de una retorcida lógica revanchista, en el estado español vulnerar derechos sigue teniendo premio en forma de votos.