Silvia Piris
Mesa de Feminismo de Alternatiba
Ante los últimos hechos relacionados con la aprobación por el Consejo de Ministros del anteproyecto de Ley Orgánica de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo del 14 de mayo de 2008, y las reacciones ultraconservadoras y religiosas que esta aprobación está despertando queremos reivindicar y defender la ciudadanía plena de las mujeres.
Lo que no se puede obviar es que las reacciones y manifestaciones que se están sucediendo, tanto desde algunos sectores de la iglesia católica como desde organizaciones “pro-vida” y partidos políticos y asociaciones afines, responden a un intento claro de control de los cuerpos y la sexualidad de las mujeres. Hemos asistido con creciente perplejidad en los últimos meses a todo tipo de discursos, prácticas, campañas y apariciones públicas -cada cual más desafortunada- con las que las organizaciones antes mencionadas, con los sectores más reaccionarios de la Iglesia católica a la cabeza, han intentado llevar el debate sobre la nueva regularización del aborto al terreno de la supuesta moral que defienden. Se ha intentando en todo momento culpabilizar a las mujeres, llegando en algunos momentos a comparar la interrupción voluntaria del embarazo con el asesinato y el genocidio, discurso éste envenenado que atenta contra la dignidad de todas las mujeres.
El aborto libre y gratuito es una cuestión vinculada a los derechos individuales y colectivos de las mujeres y a la capacidad de decidir sobre su propio cuerpo y su sexualidad. Es obligación del estado salvaguardar el ejercicio de tales derechos y garantizar su cumplimiento.
La apuesta de las y los que defienden la libertad de opción en esta y otras materias que entran en colisión con el respeto al derecho a decidir de las mujeres debe de pasar por la construcción de estados laicos, en los cuales el papel de las religiones se restringa a la esfera privada. Por ello resulta vital solicitar a la jerarquía de la Iglesia católica que deje de ocupar debates y espacios que no le corresponden, y que abandone su empeño histórico en generar y profundizar situaciones de desigualdad para las mujeres. Las mujeres no necesitamos ser tuteladas.
Los portavoces de los sectores más conservadores de la iglesia católica deberían de preocuparse por canalizar esa necesidad de mostrar su opinión sobre “temas de actualidad” condenando cuestiones como la violencia contra las mujeres o los abusos sexuales, sobre las que no encontramos pronunciamientos tan rotundos.
El Movimiento Autónomo de Mujeres y Feminista merecen nuestro total e incondicional apoyo, apoyo que sin duda afecta también a la defensa de los derechos sexuales y reproductivos. Apoyamos a todas las organizaciones de mujeres que se han adherido al “Manifiesto Feminista ante la nueva regulación del Aborto”, y exigimos que la voz del movimiento feminista sea escuchada. Exigimos una regulación que garantice los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, donde se asegure la libertad de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y a disfrutar de su sexualidad, independientemente de la reproducción y desde todas las opciones sexuales.
Y porque todavía queda mucho camino por delante, y ahora que los sectores más reaccionarios de la Iglesia han decidido tomar las calles para manifestarse, llamamos a la movilización para poder mostrar que es mayoritaria la ciudadanía que apuesta por otro tipo de sociedad que se construya sobre el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres, empezando por una regulación de la interrupción voluntaria del embarazo más amplia y progresista.
Argazkia: Libertinus