El factor más importante a la hora de entender la escasa viabilidad de las explotaciones agrarias está en el bajo precio de venta del producto agrario, que se relaciona a su vez con su modo de venta. Hoy en día el sector agrario tiene un gran problema en la concentración de la transformación y la distribución en grandes grupos multinacionales que reducen el precio del producto agrario en origen y saquean al consumidor del otro extremo de la cadena, consiguiendo grandes márgenes e ingentes beneficios. Social, económica y medioambientalmente este modelo es de lo más insostenible.
Por el contrario, el pequeño establecimiento es una formula que posibilita la comercialización de los productos agrarios a los y las baserritarras. Resulta alarmante, sin embargo, los obstáculos que padecen este tipo de tiendas. La CAV es uno de los lugares del Estado español con mayor número de grandes centros comerciales. En el Estado la media de metros cuadrados de establecimientos de este tipo es de 249 por cada mil habitantes. En la CAV la cifra es de 340. Es mas, desde el Gobierno Vasco se ha planteado un borrador de Decreto que permitiría multiplicar por 2,42 el volumen de las grandes superficies existente en la actualidad. Se estima que ante el crecimiento de las grandes superficies, podrían cerrar sus puertas el 33,69% de los pequeños comercios. Es necesario cambiar esta situación, fomentando en su lugar el pequeño comercio, que aporta mayores beneficios tanto en la vida social, económica y urbana, además de favorecer una importante vía de comercialización de los productos agrarios.
Numerosos Ayuntamientos se encuentran inmersos en la modificación de sus NNSS, para la inclusión de zonas industriales para servicios, en los que se diseñan posibles nuevas áreas comerciales. Es necesario que se realice un análisis profundo en el que se tenga en cuenta el futuro del comercio pequeño, de los baserritarras, del empleo (el que se genera pero también el que se pierde, la calidad del que se crea…), y el consumo de suelo.
En definitiva, es necesario tomar medidas para favorecer la comercialización directa de los productos agrícolas:
- Impulsar los sistemas directos de venta y comercialización en los que los márgenes del y de la baserritarra son mayores y los precios al consumidor más asequibles, según indican los diferentes estudios sobre precios de venta de productos y tipo de comercio.
- Recuperar las plazas semanales y mercados de abastos. Recuperar estos espacios allí donde han desaparecido e impulsarlos allá donde permanece, en muchos casos en malas condiciones. Es necesario situar estas zonas de venta en lugares apropiados y dotarlas de infraestructuras adecuadas. Conservar y garantizar en estos lugares la venta de productos de baserritarras y jóvenes que se instalan en el sector evitando especialmente la reventa de producto no baserritarra. En algunos casos ambas actividades (baserritarras y revendedores) son complementarias pero en todo caso es importante que estén diferenciadas y que desde los responsables públicos del mercado se informe sobre las diferencias del producto y se anime a la población a consumir los productos del país. Se deberán de primar también sistemas sostenibles de producción frente a otros más industrializados.
- Allá donde no existan ferias semanales y plazas de abastos, fomentar proyectos que posibiliten la comercialización de productos de los caseríos del entorno, facilitando infraestructuras u otro tipo de servicios.
- Apoyar las agrupaciones entre productores y consumidores alrededor de unas bases comunes tanto de producción como de consumo basadas en la propuesta ARCO (Agricultura de Responsabilidad Compartida).
- Impulsar el consumo de productos locales en celebraciones institucionales y fomentando la entrada de producto local en comedores colectivos (Escuelas, residencias de ancianos, hospitales, centros de salud, etc).