El pasado 16 de Junio 120 personas voluntarias, casi todas ellas vinculadas a las asociaciones que trabajan contra la exclusión social en Bilbao, respondieron a la llamada del Ayuntamiento de Bilbao para la elaboración de un diagnóstico sobre las personas sin hogar. Sobre este acontecimiento, llaman la atención principalmente dos cuestiones: por una parte, el número significativo de personas con voluntad para mejorar la situación de la gente en situación de grave exclusión, y por otra, el que una tarea fundamental de diagnóstico, competencia del Ayuntamiento de Bilbao, sea cubierta por personas voluntarias y no se haga de manera profesionalizada.
Según recoge la última memoria del Área de Acción Social del Ayuntamiento, este área se dedica de manera permanente a llevar a cabo esta tarea de “recuento” de personas que duermen en la calle, información que se ve renovada cada 15 días, como no podía ser de otra manera dada la previsible movilidad e inconstancia de estas personas en base a factores de todo tipo: climatología, salud, movilidad… ¿Por qué era necesario entonces movilizar a gente voluntaria para un diagnóstico que se supone que ya se venía haciendo?
Parece ser que la tarea de los educadores de calle que se encargan del diagnóstico de manera constante no es suficiente, y no por falta de profesionalidad de los mismos, sino más bien por falta de medios adecuados que les permitan recabar toda la información necesaria para poder tener un diagnóstico con datos suficientes para llevar a cabo una planificación de los recursos que atienda a la realidad.
Quizá aquí esté el quid de la cuestión de la paralización del traslado del centro Onartu del barrio de Rekalde al de Txurdinaga. Desde el Ayuntamiento de Bilbao, y en concreto en boca del Alcalde, se permitieron hacer toda una serie de afirmaciones, recordemos como se refirió Azkuna a Bizitegi y de paso a todas las entidades: “Hay algunas ONG’s que quieren aumentar su campo de acción y crean más necesidades, creando más oferta”. Tras esta afirmación y otras más de igual perfil, todos los grupos políticos del Ayuntamiento se pusieron de acuerdo en no permitir mejorar los recursos para personas sin hogar, decían que no era necesario.
La respuesta de los grupos que trabajan en contra de la exclusión social no se hizo esperar. La reacción que obtuvo el Ayuntamiento fue un comunicado a favor de una ciudad más abierta y solidaria que firmaron multitud de grupos y personas. Pocos meses más tarde, es el propio Ayuntamiento quien reconoce la falta de información lo suficientemente precisa y pide personas voluntarias para obtenerla. Entonces, ¿en base a qué se están planificando los recursos para personas sin hogar? ¿En base a qué se niega la posibilidad de mejora de estos recursos a una entidad sin ánimo de lucro que además colabora con el área de Acción Social de manera estable?
De todos es sabido que las instituciones saben bien por donde van a meter la tijera en estos tiempos de crisis: ya está anunciado y confirmado el cierre de Heldu y ya está hecha la advertencia por parte de Eudel, Diputaciones y Gobierno Vasco de que no se dispone de recursos para dar respuesta a las crecientes necesidades sociales. Mientras tanto, el Ararteko advierte sobre la necesidad de ir en la dirección contraria, recomendando entre otras cosas el establecimiento de una financiación de naturaleza finalista, suficiente y estable para los ayuntamientos destinada a la cobertura de los medios personales y materiales de los servicios sociales. Curiosamente los mismos o parecidos le recibieron con sonrisas en el Parlamento.
En la Asamblea de Bilbao de Alternatiba queremos mandar un mensaje de reflexión a las entidades que trabajan en contra de la exclusión social en Bilbao. Nos ha llamado la atención que ante la falta de un diagnóstico preciso sobre personas sin hogar en Bilbao, se haya accedido a la realización del mismo de manera voluntaria sin haber generado algún tipo de crítica a la carencia de este trabajo.
Nos parece un acto de suprema hipocresía por parte del Ayuntamiento apelar a la buena voluntad para realizar un trabajo que debe ser hecho de manera profesional y continua y para el cual es necesario que se planifique desde los presupuestos. Parece que la pretensión de las distintas instituciones es que las entidades suplan las carencias a las que van a optar por la crisis capitalista, así lo demuestra esta llamada del Ayuntamiento y así lo demuestra también la apelación de la consejera de Asuntos Sociales para que sean las ONG’s las que hagan el trabajo de Heldu. ¿Por qué no se apela a esa misma buena voluntad por parte de las vecinas y vecinos de Txurdinaga para que entiendan que las necesidades de las personas en situación de exclusión social es responsabilidad de todos, también de ellos?
Nos parece muy complicado el debate de donde está la separación entre militancia, voluntarismo, caridad, reivindicación y profesionalización, pero también nos parece que se ha perdido una oportunidad para hacer patente la dejación del Ayuntamiento de Bilbao en sus tareas y para forzar que en los próximos presupuestos municipales se recojan las necesidades reales sobre diagnóstico y planificación en materia de acción social en Bilbao y no se pongan trabas mentirosas al buen trabajo de las entidades, como sucedió recientemente con el centro Onartu.
Argazkia: Unai Pascual