Hace unos meses, el gobierno alemán decidió intervenir contra la especulación financiera y recuperar el dinero público inyectado a los bancos durante la crisis. Los afectados por las reformas, que continuaban acumulando beneficios, se sintieron agraviados y empezaron a renegar de las medidas alemanas con sesudas argumentaciones y aspavientos de enfado. Cuando le preguntaron al ministro de Hacienda por qué había ignorado las quejas de los bancos, respondió: “si quieres drenar un pantano, no le pides opinión a las ranas”.
Ese es dilema al que se enfrenta hoy nuestra clase gobernante: mercados o democracia. Ranas o democracia.
¿Qué opiniones se escuchan en el pantano del Reino de España?
Según Emilio Botín, los impuestos al sector financiero son “discriminatorios” y “no resuelven ninguna de la causas que originaron la crisis ni ayuda a prevenirlas”.
A su vez, lo bancos exigen que el sector empresarial multiplique sus beneficios para recuperar así su deuda. Y el camino más rápido para garantizar el beneficio empresarial y la devolución del capital a los bancos es el ahorro en mano de obra: la reforma laboral. Los bancos aprietan, la patronal exige, los sindicatos conceden, el PSOE ejecuta y el PNV consiente mientras hace cuentas sobre el engrose de la bonificación empresarial en el racaneo de competencias de un estatuto muerto de incumplimiento.
¿Qué más exigen los mercados financieros? Fomentar la bancarrota del sistema público de pensiones para engordarse a través de los fondos privados, que a día de hoy se encuentran sumidos en una crisis profunda y no tienen liquidez para hacer frente a sus pagos.
¿Qué más necesitan? La progresiva privatización de las cajas de ahorros.
Los mercados quieren gobernar desde la sombra. Hacer que los políticos asuman sumisamente sus consignas. Obligarles a convertir los fondos públicos en cómodos colchones para el riesgo descerebrado de la inversión privada. Conseguir que los partidos gobernantes ejecuten recortes sociales inaceptables, traicionando los programas electorales bajo los que fueron elegidos. En otras palabras, lo que ha hecho en el FMI mediante sus recomendaciones al gobierno de Zapatero.
Quienes hoy nos gobiernan pasarán a la historia como los gestores más nefastos ante una crisis sistémica que ellos mismos han alimentado. Son quienes apoyan, con su aceptación entusiasta o con su silencio, todo clase de medidas de excepción contra las clases populares y trabajadoras.
A pesar de todo, sigo convencido, señor Bilbao, de que algún día podré llamarle camarada.
El año pasado eligió unas palabras de Albert Einstein sobre la crisis. “La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche.”
Yo quiero rescatar otras palabras más precisas de Albert Einstein, de su artículo ¿Por qué el socialismo?:
“La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal. (…) Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males, el establecimiento de una economía socialista (…). En una economía así, los medios de producción son poseídos por la sociedad y utilizados de una forma planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre todos los capacitados para trabajar y garantizaría un sustento a cada hombre, mujer, y niño.”
Señor Bilbao, si su intención era proporcionar salidas creativas ante la crisis, hemos de decirle, como Einstein, que sus recetas son caducas y demostradamente contraproducentes.
Por nuestra parte, creemos que la creatividad se encuentra en el hecho mismo de crear una economía distinta, una economía social y de solidaridad, diseñada para satisfacer las necesidades de todas las personas y no para contentar las ansias de lucro privado.
Creatividad para que la democracia se apodere de la economía y la gestión del capital sea fruto de la regulación pública y la participación ciudadana.
Para ecologizar la economía, para promover el ahorro energético en contra del productivismo y la improvisación. Conseguir que las energías limpias sean sustitutivas, y no complementarias de una línea de consumo al alza constante. Detener el despliegue indecente de hormigón y asfalto en nuestro territorio. Invertir la actual gestión privada de residuos. Promover las tasas ecológicas.
Creatividad es hablar de soberanía alimentaria en el sector primario, tener conciencia de que las subvenciones son incapaces de frenar el desmoronamiento estructural de nuestro agro ante la deslocalización alimentaria.
Creatividad para repartir el trabajo, rebajar la edad de jubilación, aumentar el salario mínimo.
Para que la banca y las cajas de ahorro sean públicas y sometidas a control social.
Para un sistema público de cuidados que reconozca una economía invisible sostenida mayoritariamente por mujeres.
Creatividad para promocionar la vivienda de alquiler y dar vida a las viviendas vacías. Todo ello, lejos de los zarzales de Bizkailur.
Creatividad para que la fiscalidad sea realmente progresiva, Para romper los privilegios de las rentas especulativas de capital sobre las rentas de trabajo. Para un Impuesto de Patrimonio que controle las grandes fortunas, un IRPF al servicio de la redistribución de la riqueza, un Impuesto de Sociedades consecuente.
Para terminar, quiero dedicar unas palabras a la nueva oportunidad que se ha abierto para la paz en este país, y también a ese nuevo movimiento por los derechos humanos, civiles y políticos que ha echado a andar depués de que un tribunal especial liquidara de un plumazo el derecho de asociación y manifestación en Euskal Herria.
Traigo unas palabras que pronunció Mahatma Gandhi en el congreso de su país el 7 de Agosto de 1942: “No queremos permanecer como ranas en una charca. (…) El desarme es posible sólo si ustedes utilizan la incomparable arma de la no-violencia.”
Muchas gracias.