Entrevista a David García Aristegui, de la Coordinadora de Informática de CGT, activista de movimientos sociales y experto en derechos de autor y «copyleft»·
“La ley Sinde es una ley coercitiva que no mejora las condiciones de los/las creadores, sino que además atenta contra los derechos y libertades de la ciudadanía, con el único objetivo de contentar a los lobbies y grupos de presión con intereses económicos muy concretos”, ¿Qué opinas sobre esta crítica a la ley?
Efectivamente no mejoraría nada las condiciones de las y los creadores (ni una palabra sobre los leoninos contratos editoriales, por ejemplo). Como dice el abogado Javier de la Cueva: “nadie se ocupa ni de los autores ni de los trabajadores, sólo de los intermediarios”. Las entidades de gestión pierden juicio tras juicio las demandas a las webs de enlaces, los jueces han dictaminado en todas, repito, todas las ocasiones que las webs de enlaces no vulneran la propiedad intelectual. La Ley Sinde sería un burdo intento de cerrar administrativamente lo que no se ha conseguido en los juzgados, así que ojo a esto. Para finalizar, en este debate veo posturas excesivas a ambos lados del cuadrilátero: estoy de acuerdo en que la propiedad intelectual NO es un derecho fundamental, pero tampoco estoy de acuerdo (y ahí discrepo de gente posicionada contra la Ley Sinde) en que esos cierres de webs vulnerarían otros supuestos «derechos fundamentales». Me parece una visión muy eurocéntrica de todo este asunto, habiendo el porcentaje de población mundial que hay que sufre de hambrunas y que no tiene acceso a agua potable. ¿Demagogia? puede, pero no perdamos la medida de las cosas, los «derechos fundamentales» son otros.
Entonces, ¿Quiénes serían los vencedores?
De momento nadie ha vencido, y menos los intermediarios «clásicos», cada vez más fuera de juego. Cuando hablo de intermediarios «clásicos» me refiero a quienes ostentan los derechos y gestionan los derechos de autor de los creadores (por ejemplo editoriales musicales), de las compañías que comercializan los contendios hechos por esos creadores y las entidades de gestión que recaudan en nombre de los creadores quieran ellos o no (como pasa en la actualidad con la gente que apuesta por las Creative Commons). Los intermediarios ven que su modelo de negocio, en un mundo donde casi todo es copiable y distribuible en la red a precio casi nulo y la una velocidad de vértigo, hace aguas y tiene fecha de caducidad. Ni con una Ley Sinde aprobada se va a poder volver a una situación análoga a antes del advenimiento de internet, pero hay gente que se empeña en pensar lo contario. La realidad es muy tozuda, pronto se darán cuenta.
El acceso a los medios de producción y canales de promoción, hasta ahora reservados a los intermediarios, ¿ha mejorado las condiciones de trabajo de los/as creadores?
En la propia pregunta subyace un mito de lo más persistente y que está, por desgracia, muy arraigado en los debates en torno a la creación y distribución de contenidos en la era del ADSL y la «generación eMule». Se habla de «eliminación de intermediarios» y de una hipotética relación directa entre creador y público, cuando en muchos casos esto no es cierto. Ahora los creadores necesitan espacios web, diseñadores, posicionarse en buscadores, interaccionar con agregadores de contenidos… sólo por plantear algunos aspectos muy elementales de la presencia de creadores y la difusión de su obra a través de la red.
Eso si, es indiscutible que la posibilidad de copiar contenidos a coste casi nulo en internet ha hecho estallar por los aires y de manera irreversible los modelos clásicos de propiedad intelectual, no tanto por las herramientas al alcance los nuevos «obreros», que también, si no porque las y los usuarios han optado por compartir contenidos de manera masiva y horizontal, y entre los más populares, los contenidos con copyright de la «industria del entretenimiento». En un capitalismo donde ya no tendencialmente, si no que mayoritariamente éste es de carácter «cognitivo» y/o donde la propiedad intelectual es clave en su (re)producción, las formas de propiedad intelectual serán mucho más flexibles o no serán.
¿Cuál es la salida entre el todo gratis y los excesos de los oligopolios del entretenimiento y la industria cultural? ¿Qué alternativas hay a la actual gestión de los derechos de autor?
Hay que asumir formas más flexibles de propiedad intelectual, y para ello la filosofía y licencias asociadas al «copyleft» podrían ser extremadamente útiles para ello. El «copyleft» plantea pasar de «todos los derechos reservados» a «algunos derechos reservados» o que las obras pagadas con dinero público pasen directamente a dominio público, sin propiedad intelectual que valga de por medio. Por desgracia la filosofía del «copyleft», óptima para el desarrollo de software y las TIC, no da demasiadas pistas de como remunerar de una manera justa obras distintas al software, como canciones, libros, películas… Mi planteamiento es que, por ejemplo, un canon a las grandes beneficiadas del intercambio y descarga de contenidos en la red, esto es, la empresas de telecomunicaciones, tiene que colaborar de alguna manera en la retribución de los autores. Por ejemplo, con un canon (palabra maldita, en estos tiempos).
¿Se acaba aquí la intentona de la industria del entretenimiento? ¿Cuáles crees que serán los próximos movimientos?
El próximo 18 de enero termina el plazo para la presentación de enmiendas en el Senado a la Ley de Economía Sostenible, donde está incluida la polémica «Ley Sinde». Parece ser que en febrero hay dos plenos, uno los días 8 y 9 y otro para el 22 y 23, y que será el 23 cuando se produzca la votación en Pleno… La industria va a seguir ejerciendo su esquizofrénico poder de «lobby», y presionando todo lo posible para intentar que mediante legislaciones «ad hoc» se pueda restringir y penalizar el intercambio de ficheros en la red. Hay que tener cuidado con los pasos a dar porque se puede conseguir el efecto contrario al buscado: por ejemplo, en Francia no han ido a por las webs de enlaces si no que han utilizado otro camino, atacar vía Ley Hadopi a los usuarios de redes P2P (redes sin ánimo de lucro, cosa demencial), y lo que finalmente se ha logrado es que aumente enormemente el uso de Megaupload, un portal de una compañía con sede en Honk Kong (ánimo de lucro evidente) donde constantemente se suben contenidos protegidos por propiedad intelectual. Jugada maestra ¿no?
Links recomendados
Vídeo de Javier de la Cueva sobre la Ley Sinde
http://www.youtube.com/watch?
Apoyemos a los creadores
http://mangasverdes.es/2010/
SGAE, sindicalismo y «copyleft»
http://www.nodo50.org/comunes/