Oskar Matute no da abasto. La apuesta por ir en coalición con EA a las próximas elecciones, bajo el nombre de Bildu, y las reuniones del Acuerdo de Gernika apenas le dejan tiempo libre. El portavoz de Alternatiba, partido surgido de una escisión en EB, tiene claro que Euskadi necesita un «cambio político y social» en el que tengan cabida todas las ideas y no exista la violencia. De ahí que considere el veto del Tribunal Supremo a Sortu un «atropello democrático».
¿Cómo se está desarrollando la coalición con EA?
Estamos trabajando a velocidad de crucero porque las elecciones están a la vuelta de la esquina y tratar de levantar una coalición no es tarea fácil. El proceso de elaboración del ‘Euskal Herria Ezkerretik’ nos permitió conocer lo que cada uno es y piensa, y ya hemos llegado a acuerdos políticos en terrenos muy diversos. En cualquier caso, se trata de una coalición inclusiva.
¿Qué une a ambas formaciones?
Entiendo que pueda haber deducciones simples, pero aunque somos diferentes, podemos trabajar de forma conjunta. Es el momento de levantar los cimientos para un cambio político y social en Euskal Herria, de unir desde la diversidad para hacer frente a los recortes de derechos civiles, sociales y políticos.
EA gobernó con el PNV y Alternatiba es una escisión de EB, antiguo socio jeltzale. ¿Cree que la gente entenderá esa alianza?
A excepción de UPyD, no hay ningún partido que no haya gobernado con el PNV. Nosotros no renegamos de nuestro pasado, pero sí decimos cuál es nuestro objetivo, que es disputar el poder a la derecha. Queremos que éste sea el inicio de un trayecto, una alianza que vaya más allá de estas elecciones, y no una unión temporal de empresas para entrar en las instituciones con más o menos fuerza.
Hay quienes ven en este acercamiento la única salida de ambos partidos para sobrevivir.
¿No será que la irrupción de un nuevo espacio político hace pensar a quienes realizan esos análisis despectivos que podría tambalearse su estatus de poder? Lo que sea ya lo determinarán las urnas.
Han abierto la puerta de la coalición a independientes de la izquierda abertzale. ¿Son conscientes de que estarán sujetos a una estrecha vigilancia?
Yo me planteo incluir a independientes. Sería absurdo por nuestra parte formar una coalición para incumplir una ley que nos impediría estar en las elecciones. Somos muy conscientes de las dificultades, pero también nos gustaría que el Estado viera el atropello democrático que está cometiendo con Sortu. Espero que no tenga que llegar Estrasburgo para decirle que ha devaluado la democracia.
Hasta ahora el Tribunal de Estrasburgo ha dado la razón a España en el caso de Batasuna y sus marcas herederas.
Sí, pero veremos a ver con Sortu.
Si Sortu fuera legal, ¿no cree que preferirían ir por libre?
Esa es una decisión que tendrán que tomar ellos, pero no creo que existan dificultades objetivas que impidieran que fueran en coalición.
¿Le ha sorprendido el veto del Supremo?
Hay dos elementos a tener en cuenta: la composición de los órganos judiciales, en la que prima la capacidad de presión de los partidos, y el contexto político. En el Estado español se ha llevado hasta los últimos resortes la lectura de que todo es ETA. Lo sorprendente habría sido una legalización tranquila.
¿Cómo interpreta la falta de unanimidad en la sentencia?
Eso es debido a la consistencia jurídica de los estatutos de Sortu. A la izquierda abertzale se le han pedido desde tiempos lejanos una serie de pasos y los ha dado. Pero lo único que hace el Gobierno es elevar el listón para que no puedan estar en las elecciones. Cuando dentro de tres meses el Constitucional diga que sí, que ahora Sortu es legal, ¿qué ocurrirá? Pues que ya habrán pasado las elecciones.
¿Sortu se quedará sin tiempo para estar en las urnas el 22-M?
La sentencia del Supremo impide de facto que se puedan presentar con toda su capacidad. Lo que hay aquí es una instrumentalización política de la Justicia.
«Sin actitudes de venganza»
Se ha acusado a la AVT de intentar presionar a la Justicia con la manifestación convocada el 9 de abril en contra de la nueva marca de la izquierda abertzale. ¿Qué me dice de la marcha que recorrió Bilbao el pasado sábado?
Yo no percibo esa presión en la manifestación de la AVT. Ellos tienen el perfecto derecho de convocar cuantos actos quieran. Otra cosa es hasta qué punto es esa la dimensión que una asociación de víctimas debe tener. Este país debe avanzar hacia la normalización, pero las actitudes de venganza nunca han sido demasiado constructivas. No queremos que se olvide el pasado, pero queremos mirar al futuro.
¿Cómo valora la ausencia del PNV?
No pongo en duda su deseo de que Sortu esté en las elecciones. Cómo traslada su compromiso es otra cosa.
El hecho de que días antes aparecieran pintadas amenazantes contra los jeltzales no ayuda.
Por supuesto. En este país sobra todo tipo de amenaza y lo que hace falta es más fe, aunque yo no sea cristiano, en la defensa de las ideas a través de la palabra.
¿Qué le pasa por la cabeza cuando les acusan de estar haciéndole la campaña a Sortu?
Yo he asistido a actos convocados por opciones políticas que no eran la mía y nunca he pensado si le hago la campaña a alguien. Esos análisis obedecen a estrategias de otro tiempo.
Aralar instó al Acuerdo de Gernika a exigir a ETA su disolución. ¿Cómo recibe el emplazamiento?
Yo he visto una convicción muy fuerte para trabajar porque el fin de ETA sea una realidad. Además, el Acuerdo de Gernika ya le ha pedido a la banda que haga lo que tiene que hacer. Tenemos que entender que nuestro cronograma deseado no tiene que ser el que se cumpla.
¿Percibe un distanciamiento de Aralar?
He asistido a todas las reuniones y no he detectado crispación. Aralar tiene derecho a reclamar exigencias a quien quiera; lo que pongo en cuestión es que lo haga al Acuerdo de Gernika, del que es parte.
¿Habrá un rechazo de la violencia con carácter retroactivo?
Nosotros trabajamos para que la violencia desaparezca para siempre, pero no sabemos qué etapas tendrá. Solo pedimos sentido común y responsabilidad.
¿Cómo valora el silencio con el que la mayoría de la clase política ha recibido la apuesta de ETA por una «verificación informal» de su alto el fuego?
La mayoría de la sociedad desearíamos despertarnos con el comunicado de su disolución, pero hay que pasar por estaciones intermedias y, en este sentido, el gesto de ETA es positivo. Hemos recorrido una parte importante del camino para perdernos en disputas.
¿Se puede verificar una tregua cuando se ha detenido recientemente a una presunta etarra con casi 50.000 euros encima?
Los militantes de ETA, por mucho que esta declarara una tregua, no se volatilizarán. Pero no se puede pensar que, porque detengan a alguien y le incauten cierta cantidad de dinero, se deba a que están intentando hacer algo.
El Gobierno ha rechazado cualquier negociación con ETA.
Nadie pide una negociación. Lo que tendrá que hablar ETA con el Gobierno tendrá que ver con cuestiones operativas, como el decomiso de sus arsenales o las medidas que afecten a sus presos. Nada más.