La ola imparable que recorre Euskal Herria es una ola de esperanza, de cambio estructural, de comienzo de una nueva etapa construida bajo un modelo alternativo; las miles de mujeres y hombres que hoy aquí nos hemos reunido en el BEC, somos y representamos parte de esa esperanza, de esa ilusión por dar la vuelta a este sistema político, social y económico profundamente injusto y antidemocrático para Euskal Herria.
Precisamente todos los mensajes que este sistema nos manda, que los que detentan el poder nos mandan, pretenden hacernos caer en la apatía, en la desmovilización, en el individualismo, en el desánimo: “los pueblos no tienen derechos, no tienen soberanía”, nos dicen; “no hay alternativa al sistema capitalista”; “la única forma de desarrollarse es a través de megaproyectos faraónicos”; “las y los trabajadores debemos apretarnos el cinturón para que las grandes empresas refloten” repican como papagayos junto a la banca y a la patronal; “el feminismo y la igualdad entre hombres y mujeres son cuestiones folklóricas, para momentos de bonanza económica”; “la agricultura campesina no tiene sentido en estos tiempos, llenemos nuestras tierras de transgénicos”, repiten una y otra vez, con mayor o menos intensidad.
Así, todos -PP, UPN, PSOE, PNV- nos abruman con la misma cantinela, que en realidad quiere decir: “¡No hay futuro! ¡trabajadores, feministas, anticapitalistas, soberanistas, independentistas, ecologistas, internacionalistas, no tenéis nada que hacer, el sistema es éste, dejadnos a nosotros que lo administremos!” Y saben que éste mensaje sólo tendrá éxito si cala entre la sociedad vasca, si es asumido por nosotros y nosotras, por las clases populares. Esperan que dejemos de ser pueblo y nos convirtamos en masa. Y es ahí donde se equivocan, donde los y las vascas les decimos: ¡ya basta!
Tenemos una alternativa, tenemos una propuesta que, frente a vuestra imposición, ofrece democracia; que frente a vuestro capitalismo ofrece justicia; que frente a vuestra violencia ofrece paz; que frente a vuestro miedo ofrece ilusión…¡el pueblo tiene la palabra! ¡es el momento del cambio político y social, un cambio rojo, verde y morado!
Sí, porque esta ilusión, esta esperanza, no se sostiene únicamente sobre brotes verdes, sobre frágiles indicios de mejora; al contrario, se sostiene sobre pilares sólidos, fuertes y multicolores, sobre robles que han sido y son la identidad del pueblo vasco.
Así:
Se cimenta sobre robles rojos, sobre la gran capacidad de movilización de este pueblo en defensa de los derechos de las clases trabajadoras; así nos podemos enorgullecer de contar con una mayoría sindical que se enfrenta directamente al sistema capitalista, que mantiene una pugna incesante por la transformación sistémica, y que representa dignamente a nuestra clase trabajadora. Compañeros, compañeras, de huelga en huelga, de movilización en movilización, ¡hasta la victoria final!
También se cimenta sobre robles verdes, sobre la defensa de un modelo alternativo por parte del movimiento ecologista vasco, que se enfrenta a los mega proyectos con un terrible impacto ecológico y social; se cimenta sobre un movimiento campesino que apuesta por un modelo de soberanía alimentaria, enfrentado con la agricultura industrial que está acabando con nuestros y nuestras baserritarras. Ama Lurra defenda dezagun!
A su vez, se cimenta sobre robles morados, sobre las feministas vascas, que pretenden acabar con el sistema de opresión más antiguo de la historia- el patriarcado- y que luchan por todos los derechos para las mujeres, por acabar con la violencia machista, por diseñar un nuevo contrato social entre hombres y mujeres, justo y equitativo. Gora Euskal Herria Feminista!
En definitiva, se cimenta sobre un roble multicolor, rojo, verde y blanco, como nuestra ikurriña, que significa la capacidad de esta sociedad para movilizarse y defender las señas de identidad y la soberanía de nuestro pueblo…¡todos los derechos para todas las personas, todos los derechos para Euskal Herria! Y por ello nos comprometemos a llevar las reivindicaciones de los trabajadores, de las mujeres, de los creadores, de los jóvenes…, a las instituciones y de paso abrir sus ventanas para eliminar el olor a cerrado y obsoleto y dar paso a aire fresco.
Precisamente BILDU significa un esfuerzo más por consolidar estos pilares, estos robles que cimentan la sociedad vasca. Desde la política era urgente y necesario que se intentara generar una propuesta política que pudiera enfrentar a la imposición de las derechas; que uniera a diferentes en torno a una agenda común; que ofreciera al conjunto de las y los vascos la esperanza de que sí hay alternativa, una alternativa soberanista, de izquierdas, democrática y con capacidad de cambiar nuestro país. Ahí están nuestras miles de propuestas de la campaña, concretas, viables, radicales, pero que apuntan en la dirección de esa profunda transformación sistémica que estamos anhelando. Y además, lo hacemos en clave estratégica, con altura de miras, con visión a largo plazo, con la férrea voluntad de que esta esperanza que está significando BILDU tenga un largo recorrido político. ¡Guste a quien le guste, hay BILDU para rato!
Por ello, precisamente por ello, hemos sufrido, sufrimos y sufriremos esta campaña permanente de acoso, desprestigio y criminalización, porque somos la alternativa soberanista y de izquierdas que tanto miedo les da. Hoy, en estos momentos, desfilan por Madrid los nostálgicos de tiempos pasados, en una prueba más de su planteamiento antidemocrático, de su miedo al cambio.
¡Solo deciros que “ladran, entonces es que cabalgamos”!
Gora Euskal Herria sozialista!