Gipuzkoa es un territorio pequeño, pero en los últimos años debido al crecimiento y a la ola de la globalización económica se han llevado adelante muchos proyectos en nombre del progreso, muchos de ellos irreversibles. Hoy, nos hemos juntado aquí para pedir la paralización de todos los proyectos que tenemos encima de la mesa. El TAV, la incineradora, el Superpuerto de Jaizkibel, el metro de Donosti, la Plataforma Logística Oiartzun-Lezo-Gaintxurizketa, la ampliación del aeropuerto de Hondarribia, la macro cárcel de Zubieta, las circunvalaciones, las líneas de alta tensión, etc..
No son meras infraestructuras, ni proyectos que afecten a un lugar físico concreto, no. Y no las queremos parar solamente por su severo impacto ecológico, aunque en muchos casos sea una razón más que suficiente. Las personas que hoy nos hemos manifestado queremos cuestionar el modelo de desarrollo que nos quieren imponer; además pedimos que se realice un debate social que nunca hasta ahora se ha dado para abrir un período de reflexión y terminar con la falta de transparencia y con la política negadora de la participación ciudadana.
Queremos un modelo cuyo eje principal sea el bienestar social. De ninguna manera queremos un modelo que responda a intereses empresariales y que se base en empobrecer a una parte importante de la sociedad para beneficio de unos pocos. El hasta ahora modelo antisocial dominante despilfarra los recursos imprescindibles para responder a necesidades sociales tan básicas como el derecho a la sanidad, la cultura, la educación y el bienestar social.
Queremos un modelo social que se base en el respeto a la naturaleza. No queremos un modelo que metropolice nuestro territorio, destrozando los recursos naturales y el medio ambiente, despoblando zonas rurales y artificializando de forma irreversible las tierras que necesitamos para la agricultura. Algunos representantes políticos quieren neutralizar y bloquear en las instituciones las demandas sociales, manteniendo la presión a favor de proyectos destructores. Desean proseguir con esta política de hechos consumados promoviendo macroproyectos. Estos agentes políticos son defensores de los grandes intereses económicos privados que están detrás de todas las grandes infraestructuras. No quieren ningún tipo de cambio. Queremos denunciar su intransigencia en esta materia y por esto les pedimos una cosa muy concreta: que abran el camino del debate social y de la reflexión pública, abandonando las posturas obstaculizadoras.
Sin embargo, todas las respuestas no están en las instituciones. Para conseguir éxito es imprescindible agitar la conciencia de la población. La clave está en la transformación de la conciencia colectiva y en la iniciativa popular. Por tanto tenemos que seguir trabajando y manteniendo la lucha para paralizar todas las grandes infraestructuras y proyectos destructores, subrayando una y otra vez la importancia que se le debe al cambio de modelo de desarrollo y a la defensa de la tierra. Queremos una Gipuzkoa diferente en una Euskal Herria diferente. Hay que parar los grandes proyectos de infraestructuras y abrir el camino para el debate social. Queremos un nuevo modelo social y lo vamos a lograr.