Amaia Agirresarobe y Ana Etxarte – Portavoces de Alternatiba
Los hombres y las mujeres trabajadoras de Euskal Herria vamos a salir masivamente a la calle el próximo 29 de marzo porque queremos gritar, alto y claro, ¡Basta ya¡ a la gravísima conculcación de derechos que supone la reforma laboral impuesta por la extrema derecha del Reino de España.
Dicha reforma, que sólo persigue aumentar las ganancias y mantener el flujo incesante del capital, ni mucho menos va a reducir la tasa de paro, y además supone un ataque directo a los derechos de todas las personas empleadas: agudiza la esclavitud laboral de las personas jóvenes –y no tan jóvenes-; otorga a la clase empresarial la potestad absoluta para el despido, sin control político ni judicial, y a coste de saldo; amputa las capacidades de nuestros sindicatos al cercenar la potencialidad de la negociación colectiva; impide, una vez más, la capacidad del pueblo vasco para dotarse de un marco propio de relaciones laborales que nos permita avanzar en la transición hacia una sociedad justa, equitativa, socialista.
Pero, además, queremos que este ¡Basta ya¡ no sólo se limite a esta reforma laboral sin precedentes. Queremos también denunciar y parar la creciente marea de recortes y ataques que la clase trabajadora llevamos sufriendo en los últimos tiempos, y que nos están limitando nuestra capacidad para desarrollar y reproducir nuestras vidas: reformas laborales, de las pensiones, recortes en servicios sociales, amenazas de cambios en leyes como el aborto, prolongaciones de la vida de las centrales nucleares, etc. ¡Basta ya de priorizar vuestros privilegios y jugar con nuestros derechos¡.
No obstante, saldremos a la calle no sólo para parar ataques. Ya no es sólo momento para la resistencia, para la defensa. La crisis civilizatoria en la que nos encontramos –mucho antes del estallido financiero- nos obliga a ensayar y a poner en práctica nuevos horizontes emancipatorios. Así, nuestro ¡Basta ya¡ más grande es para gritar ¡Basta ya de capitalismo¡ Basta ya de no enfrentar que el sistema nos está conduciendo a la superación de los límites físicos del planeta a partir de un cambio climático de funestas consecuencias ya en el corto plazo -¿Quién puede entender que este problema fundamental es secundario o periférico?-; basta ya de defender un sistema que genera pobreza y exclusión y que impide la reproducción de la vida de grandes mayorías -¿Vivimos para mantener al capital, o la economía sirve para asegurar nuestro bienestar?-; basta ya de afirmar que sólo el empleo está en crisis, cuando es el trabajo quien lleva décadas en crisis. Así, la mayor parte de los trabajos necesarios para vivir son trabajos no monetarizados, son trabajos de cuidados, son trabajos relacionados con la reproducción social, y son mayoritariamente realizados por mujeres en situación de precariedad y esclavitud -¿Quién se va a atrever a decirnos a las mujeres que la crisis surgió en 2007, cuando desde siempre estamos en crisis, y que esta gravísima crisis de los cuidados no precisa de alternativas urgentes?-; basta ya de llenarse la boca con democracia cuando los mercados y los políticos nos birlan la mayoría de decisiones estratégicas, en manos de agencias privadas, transnacionales y tecnócratas -¿Cómo defender nuestras vidas sin autonomía para decidir, elegir, querer?-
Por ello, las mujeres y los hombres de Euskal Herria saldremos a la calle. Para defendernos de la reforma, sí. Para parar los ataques de los últimos años, sí. Pero, sobre todo, para decir que hasta aquí hemos llegado, que no queremos más capitalismo, que nuestras vidas, que la vida, es incompatible con el capital, con sus lógicas inhumanas, y que lo queremos enterrar.
Queremos vivir vidas que merezcan la pena ser vividas; queremos vivir colectivamente, interdependientemente, en armonía ecológica; queremos vivir sin que nos obliguen a pensar que nuestro bienestar se acaba en el consumo y en la búsqueda de empleo; queremos compartir el trabajo, y decidir en qué es óptimo trabajar; queremos decidir sobre lo que nos afecta, sobre lo que queremos. Queremos, en definitiva, vidas plenas, frente a vidas amputadas por el capital.
Por eso, nos toca elegir, es el momento. Ya no hay lugar para medias tintas. El debate no es ya entre el estado del bienestar o el liberalismo, entre Dinamarca o Grecia. El debate es entre nuestras vidas y el capital, entre la vida y la maximización del beneficio. Nos atacan por todos lados, respondamos en todos los frentes: enterremos el capitalismo. Coge tu pala, y empecemos a cavar este 29 de marzo.