Pablo Fernández (Alternatiba), Jon Salaberria (Aralar), Joseba Gezuraga (EA) y Mikel Etxaburu (Ezker Abertzalea)
Eusko Alkartasuna, izquierda abertzale, Alternatiba y Aralar hemos presentado a la sociedad una propuesta socioeconómica para Euskal Herria que plantea un modelo alternativo a la actual crisis sistémica que está provocando la destrucción del medio ambiente, el retroceso en las condiciones de vida, en el sistema de bienestar y en el sistema alimentario.
El eje principal de esta propuesta es la soberanía política y económica. De esta forma podremos encarar con garantías la crisis sistémica, que nos arrastra sin demora hacia la ruina social y económica. Resulta evidente que el Estado español supone un lastre para Euskal Herria. Así, los sucesivos gobiernos de España han adoptado políticas neoliberales en su versión más especulativa: el ladrillo y el suelo frente a la diversificación; el pelotazo frente a la planificación industrial y tecnológica a medio y largo plazo; el subsidio frente a la extensión de los servicios públicos… La agricultura y la pesca han sido olvidadas, el trabajo de cuidados ha sido relegado, de nuevo, a expensas de las mujeres a través de la Ley de Dependencia; y buena parte de la industria ha quedado obsoleta, dejando a la economía del Estado inerme ante la agudización de la crisis del capitalismo. Por lo tanto, la única salida es ser dueños de nuestro propio destino para construir una Euskal Herria justa, igualitaria, con un sector público fuerte que sea capaz de ejercer de tractor de la economía a la vez que proporcionar a la ciudadanía los servicios que quiere y merece.
Los actuales gestores de la Diputación de Bizkaia son los máximos valedores del actual sistema en crisis y muestran su más absoluto rechazo a la reclamación de una plena soberanía económica y política, y la puesta en marcha de un sector público fuerte. Así se nos ha repetido hasta la saciedad que el camino hacia la soberanía económica pasa por la continua negociación y la aceptación del chantaje del Estado español, que aún hoy en día no ha terminado de transferir competencias aprobadas en el estatuto de autonomía a principios de la década de los ochenta.
Por otro lado, la continua externalización de servicios sociales básicos como los centros de menores o la atención a personas mayores, ha supuesto que la Diputación haya dejado de facto de ejercer su función pública, para otorgarla al enorme conglomerado de empresas satélites, públicas o privadas, gracias a las cuales ha formado una red de intereses sin igual, en los que ni la gestión rigurosa, ni la búsqueda de la equidad social han sido sus motores de actuación.
Las únicas alternativas puestas sobre la mesa por parte de la Diputación Foral de Bizkaia han sido la construcción de grandes infraestructuras y la ejecución de grandes macroproyectos que han llevado a la ruina a municipios pequeños como Urduña, Dima o Bakio; el intento de privatización encubierta de servicios básicos a través de mancomunidades cuyo objetivo es la merma en la participación de aquellos municipios que se escapan del control del Diputado general, como la creación de hasta tres entidades supramunicipales en Enkarterri, que triplican el número de gestores para prácticamente los mismos servicios.
Y frente a estos desmanes, la Diputación solo ofrece resignación a la ciudadanía. La aceptación del discurso del PP en Madrid, el miedo a lo desconocido y la habitual frase hecha de «no hay más remedio», son muestra clara de que estamos ante dos partidos, PP y PNV, que pertenecen a la misma ideología económica y que desde la firma de los últimos presupuestos en Bizkaia, ya no ocultan su admiración mutua.
Por todo ello, mañana sábado, 26 de mayo, a las 11.30 horas, en el Paraninfo de la UPV-EHU (Bilbao), expondremos determinadas propuestas económicas necesarias para parar esta espiral de ruina económica y asentar las bases para un nuevo modelo social económico. La recuperación de un sector público fuerte, la democratización de las instituciones y la soberanía política-económica (en toda su extensión, desde la soberanía ecológica hasta la productiva, pasando por la financiera), así como la recuperación social, cultural y lingüística de los pueblos que habitan Bizkaia, son parte de la solución.
Bizkaia no puede continuar siendo un «corralito» de empresas ligadas a un determinado modelo político, y debemos ser impulsores de la innovación social y económica de este país. El cambio es inevitable y en él no van a ser los partidos políticos los protagonistas, sino todas y cada una de las personas que residen en Bizkaia y Euskal Herria que entienden que ha llegado el momento del cambio.