Desde Euskal Herria Bildu vivimos con especial preocupación la gravísima realidad económica y social que está viviendo el territorio de Bizkaia. Una situación de crisis sistémica provocada por la economía especulativa y que están aprovechando los poderes de la derecha neoliberal para recortar drásticamente derechos sociales y laborales que se han logrado mediante años de lucha.
Un ejemplo claro de ese modelo de hacer política fundamentada en los intereses económicos de unos pocos frente a los intereses de la ciudadanía general es la construcción de la Supersur. Una infraestructura viaria a la que se opuso firmemente una gran parte de la sociedad bizkaina, por ser una nueva carretera que no iba a aportar absolutamente nada a solucionar los problemas del tráfico de nuestro territorio y que además iba a generar unos costes económicos, sociales y medioambientales insostenibles.
Han pasado un año ya desde la apertura de la Supersur, y los datos otorgan la razón a todas aquellas personas, colectivos y agentes que se oponían al megaproyecto de la Diputación. El señor Aburto reconocía el pasado mes de abril que la utilización real de la variante sur metropolitana no llega ni al insultante 44% de las previsiones de la Diputación. Es decir, la mayor y más costosa obra pública llevada a cabo por la Diputación Foral de Bizkaia no está siendo apenas utilizada. Y al portavoz foral se le olvidó añadir que la ejecución de esta obra ha comprometido prácticamente la totalidad de los recursos; postergando la atención de otras redes vitales para la articulación de las comarcas del territorio de Bizkaia. Y la no ejecución de la variante de Ermua es uno de los ejemplos más significativos.
Los datos obtenidos ayer por medio de la Diputación, nos dan cifras igualmente alarmantes en torno a la gestión de esta ya de por si nefasta infraestructura. Hasta abril de este año se habían recaudado en la misma 2,8 millones de euros, cifra que extrapolada a un año nos daría una recaudación aproximada de 6 millones. 6 millones frente a los 25 que prometían recaudar desde el gobierno del PNV. A esta grave cifra hay que sumarle también los 10,5 millones de euros que cuesta la gestión de la Supersur anualmente. En consecuencia, aparte de hipotecar el futuro de los y las bizkaitarras, esta innecesaria macroinfrestructura, nos creará un déficit superior a 4 millones de euros al año. Esto tendrá afección en los presupuestos futuros, en los que veremos como se comprometen otras partidas por salvar los datos de una infraestructura que nunca debió construirse.
Por tanto, la Supersur se trata de una gestión nefasta de la que el PNV pretende salir inmune y se niega a asumir cualquier responsabilidad. En este punto, cabe recordar que allá por el año 2004, en una época de bonanza económica en la que los defensores del modelo PNV se autoconsideraban unos buenos gestores, el diputado general José Luís Bilbao decía sin darse cuenta de la gravedad de las declaraciones que efectuaba que “esta obra la pagaremos nosotros, nuestros hijos y algunos de nuestros nietos”.
Tenía razón el señor Bilbao: esta obra, la Supersur que apenas está siendo utilizada a pesar del costo económico y medioambiental que acarrea, va a hipotecar el futuro de Bizkaia para muchas generaciones. Sobre todo el futuro de aquellas personas más desamparadas ante este modelo donde priman los intereses del capital frente a los intereses de las personas. Y es ahora, en época de vacas flacas, donde los despilfarros de hace unos años nos parecen auténticas barbaridades. Pero es que hace algunos años algunos ya advertíamos de que este modelo de desarrollismo iba a conllevar unas consecuencias dramáticas.
Pero el modelo del PNV, que en Bizkaia siempre ha estado sustentado por el PSE-EE y PP y que ahora se empecinan en rescatar cueste lo que cueste, necesita de ese tipo de obras faraónicas para subsistir. Por eso, jamás reconocerán su error en la construcción de la Supersur, porque reconocer su error supondría el reconocimiento de que su modelo ha fracasado. Y sí, señor Bilbao, por mucho que intente escurrir el bulto y reprochar la crisis a otros estamentos estatales, su modelo, el modelo PNV, ha fracasado. Porque a los que usted reprocha la generación de la crisis, son sus máximos valedores para seguir llevando a cabo unas políticas erróneas, donde priman la construcción de grandes infraestructuras y los recortes sociales y laborales. Y la Supersur es el mejor ejemplo de todo ello.
Desde EH Bildu denunciamos que el PNV lleva años haciendo una política económica donde prima lo empresarial, que tiene grandes errores técnicos y consecuencias económicas preocupantes. El pretendido modelo de seriedad y de buena gestión del PNV hace aguas.
La mala gestión de los bancos nos ha llevado a la quiebra económica actual y la mala gestión política nos ha colocado en una situación complicadísima para hacer frente a la actual crisis y a las necesidades más básicas de la sociedad.
Pero desde EH Bildu consideramos que en Bizkaia sí hay una alternativa a este modelo fracasado que hipoteca el futuro de la ciudadanía del territorio. Una alternativa que se fundamenta en mejorar el transporte de Bizkaia invirtiendo en mejorar y aumentar la oferta de transporte público, diseñando para ello un plan integral basado en las necesidades reales de los y las vizcaínas, invirtiendo en reconstruir, adecuar y mejorar las vías ferroviarias de Bizkaia como los desdoblamientos, porque estas inversiones en el trasporte publico y en la vía ferroviaria generan empleo, mejoran la sostenibilidad medioambiental y mejoran el transporte por carretera.
Todo ello se debe complementar con una adecuada inversión en la justicia social, en un reparto de la riqueza más equitativo; donde los intereses de la ciudadanía se antepongan a los privilegios de unos pocos a los que les pierde su avaricia; una nueva manera de hacer política donde las personas y no el capital se sitúen en el centro de las decisiones; un nuevo modelo donde los intereses medioambientales primen ante los intereses del desarrollismo salvaje e incontrolado. En definitiva, una alternativa donde los protagonistas son las personas que luchan con su trabajo diario por salir adelante y no los coleccionistas de acciones y de billetes de 500 euros que nos han llevado a esta gravísima crisis económica y social.