Militarización, feminicidio, despojo de recursos naturales a manos de empresas transnacionales, falta de compromisos estatales para detener el deterioro ambiental, criminalización de los movimientos sociales, impunidad para responsables del crimen organizado y hechos de violencia machista. Éstas son algunas de las problemáticas que existen en los países de Latinoamérica y Canadá.
En Guatemala, México, Chile y Perú se presentan muchas similitudes. En países como El Salvador, Bolivia, Argentina y Brasil –aunque se están impulsando a nivel gubernamental algunas medidas progresistas–, la población vive fuertes presiones de los poderes conservadores, consorcios y medios de comunicación tradicionales. La derecha está avanzando y su modelo afecta de manera especial a las mujeres: a ellas se les sigue delegando las tareas de cuidado, les ofrecen los trabajos más precarios y están poniendo en cuestión derechos conquistados, como la libertad de decidir la interrupción de un embarazo.
Con estas reflexiones inició el III Encuentro de la Marcha Mundial de Mujeres de las Américas, donde participan delegadas de 13 países del continente. Esta convergencia feminista inició sus primeras acciones en el año 2000, desde entonces ha convocado a luchas conjuntas en diferentes partes del mundo.
La importancia de este encuentro es que sus integrantes, a diferencia de otras expresiones organizadas de la sociedad civil, proponen constituirse como un movimiento internacional feminista, enraizado en luchas locales a fin de romper con el aislamiento que sufren muchas luchas comunitarias. La Marcha Mundial de Mujeres se propone avanzar en sus formas organizativas y de coordinación, en la perspectiva de acumular fuerzas, ya que ello potenciará sus esfuerzos no sólo para resistir el neoliberalismo sino para diseñar propuestas hacia otro modelo de producción, reproducción y consumo “por la soberanía de nuestros cuerpos”.
Las delegadas permanecerán en Guatemala hasta el domingo, y su decisión de reunirse aquí es para manifestar su solidaridad con las personas y movimientos que están siendo criminalizados, además porque quieren conocer de cerca las experiencias organizativas en las que mujeres defienden el territorio y se oponen al acaparamiento de tierras que están haciendo empresas transnacionales, entre ellas, algunas con capital canadiense.
En una charla informal, ellas muestran su convicción por ligar las luchas nacionales a nivel continental. Entre sus fortalezas, ponen en relieve sus cinco valores: la igualdad, la justicia, la libertad, la solidaridad y la paz, los cuales son pisoteados por empresas inescrupulosas, malos gobiernos y criminales poderosos.
El lunes darán a conocer sus resoluciones. Alguna, seguramente girará en torno a la consigna “24 horas de acción feminista alrededor del mundo”. Los efectos del sistema capitalista, patriarcal y racista implantado en la mayoría de países sin duda son los que motivan la convergencia entre mujeres. Lo peculiar en esta oportunidad es que en ésta ponen en el centro el feminismo y se proponen hacer alianzas con otros movimientos.
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