El portavoz de la Asamblea de Alternatiba Uribe-Butroe, Iñaki Bilbao, ha querido felicitar hoy a todas las trabajadoras y trabajadores de la planta de MESA de Mungia, una de las mayores empresas de la localidad, que después de un año de negociaciones, silencios y presiones por parte de la directiva han alcanzó ayer un acuerdo de renovación del convenio con unas bases “más o menos justas, para lo que estamos acostumbrados últimamente”. Acuerdo aceptado por la plantilla y tras el que hoy han vuelto al trabajo.
Bilbao ha hecho especial hincapié en los casi 12 meses de negociaciones y parones que la plantilla ha llevado a cabo para conseguir “un convenio decente, pero no tan bueno como el anterior”, y subraya que aunque “las trabajadoras y trabajadores han salido victoriosos, también se han visto obligados a dejar muchos derechos adquiridos por el camino”.
A su vez, el coordinador de la Asamblea de Uribe-Butroe, ha querido recordar a las directivas de las empresas que se encuentran en situaciones similares que “recae sobre ellos la responsabilidad de cumplir los compromisos asumidos en los convenios” y tacha de “oportunistas” a aquellas corporaciones que han utilizado las sucesivas reformas laborales de los Gobiernos de Madrid para recortar en derechos y reducir en costes de mano de obra, “incluso en aquellas empresas que siguen registrando beneficios”.
Desde Alternatiba, han mandado su mensaje de apoyo a todo el comité de empresa “por ser otro caso, al igual que CAF en Beasain o Guardian en Laudio, de una lucha obrera desde la unidad y la perseverancia”. Bilbao, por su lado, no ha querido olvidar a las otras muchas empresas que hoy se encuentran en situaciones de despido, ERE o cierre y recuerda a toda la sociedad “que la lucha por el empleo y la dignidad laboral es una lucha de todos y todas y que sólo a través de la solidaridad y el apoyo entre trabajadores y trabajadoras conseguiremos repartir riqueza y trabajo”.
Finalmente, ha instado a agentes políticos, sociales y sindicales a “apoyar especialmente las luchas de medianas y pequeñas empresas, a menudo sin representación sindical por su reducido tamaño, cuya capacidad de movilización es estructuralmente menor y sufren, por tanto, mayor vulnerabilidad ante los ataques auspiciados por las sucesivas reformas laborales y la sed de beneficios de empresarios sin escrúpulo”.