Diana Urrea – Mesa Internacionalista de Alternatiba
El terrible ataque militar que hace tres meses ejecutó el gobierno de Israel contra la población de Gaza tuvo como consecuencia miles de muertes, a lo que hay que sumar el empeoramiento de la ya de por si lamentable situación de dicha población. Casi todos los analistas de los medios de comunicación de nuestro entorno apuntaron a las elecciones israelíes como la principal causa. Pero las razones son diferentes; a pesar de que probablemente el gobierno de Netanyahu tenga claro que un ataque militar rápido podría haber jugado a su favor.
Precisamente, la razón de la violencia que ejerce Israel es la estrategia previa de guerra contra el Islam de su gobierno neo-conservador. Esta estrategia se sostiene básicamente en dos pilares: por una parte, promover la falsa idea de “guerra” entre dos partes que tienen la misma responsabilidad y que sufren en la misma medida, y por otra parte, retrasar lo máximo posible las negociaciones para resolver el conflicto, mientras la posición de Israel se refuerza constantemente.
El gobierno de Netanyahu, apoyó a Romney durante las elecciones en Estado Unidos, dando por hecho su victoria; y para poder evitar la presión que el reelegido Obama podría ejercer en la negociación, instigó una sangrienta provocación, con la intención de postergar la resurrección de una negociación de paz impuesta desde fuera. De esta manera, mientras la nueva administración de Estados Unidos hacía esfuerzos por estabilizar Oriente Medio, Netanyahu buscó un conflicto que le diera alas a su estrategia global de guerra, a costa de la población de Gaza.
Al mismo tiempo, Hamas ha obtenido gran legitimidad y fama entre los palestinos gracias a su capacidad de hacer frente a Israel militarmente y de atacar ciudades israelíes. Que Hamas se fortalezca es otro de los objetivos de los israelíes neo-conservadores, con el objetivo de debilitar al presidente palestino Abbas, empobreciendo su capacidad de negociación.
Otro ejemplo de esta estrategia es la respuesta que se ha dado al hecho de que la Asamblea General de las Naciones Unidas haya reconocido a Palestina como nación observadora: Netanyahu anunció en seguida un plan para crear un nuevo asentamiento cerca de Jerusalén. Este nuevo asentamiento aísla la ciudad de Cisjordania, elimina la viabilidad del Estado Palestino y hace imposible llegar a un acuerdo definitivo.
Finalmente, los resultados electorales no han sido favorables para Netanyahu, pero desde el punto de vista de los palestinos es indiferente, ya que los partidos supuestamente de centro, defienden las mismas políticas que los neo-conservadores.
Ante esta situación, para confrontar la perversa estrategia y el apartheid de Israel, para enfrentarse a la ocupación y al racismo político, el único camino que tiene la sociedad civil es apoyar la cada vez más fuerte campaña internacional de boicot, desinversión y sanciones (BDS), y exigir a la comunidad internacional una actitud firme en defensa de los derechos del pueblo palestino y el derecho internacional.
Imagen: Latuff 2004