El próximo Aberri Eguna del 31 de marzo es un día de celebración y reivindicación para la izquierda soberanista de Euskal Herria. Celebramos que somos un pueblo vivo y en marcha, que pese a las zancadillas y a la represión seguimos caminando con paso firme, y celebramos también que en los últimos años hemos avanzado en la unidad de acción de los sectores populares que queremos construir nuestra nación desde abajo y a la izquierda. Pero sobre todo, el 31 de marzo reivindicamos nuestra soberanía como pueblo, una soberanía usurpada, negada y acallada históricamente por quienes detentan el poder.
Niegan la soberanía de este pueblo quienes nos prohíben el ejercicio democrático de la libre determinación, quienes apelan a las armas del ejército para garantizar la sacrosanta unidad de España, o quienes sostienen una monarquía que recoge el testigo franquista de la homogenización cultural española. Niegan nuestra soberanía como pueblo quienes se empeñan en repartir nuestro territorio en distintas realidades administrativas, quienes menosprecian nuestra lengua o la relegan a pieza de museo o a curiosidad folklórica. Y niegan la soberanía de Euskal Herria quienes persisten en la vulneración de derechos civiles y políticos, quienes siguen anclados en la prohibición, la represión y la venganza como armas políticas.
Pero también nos niegan la soberanía a las clases populares de este país cada vez que nos imponen medidas de recorte bajo el eufemismo de la «austeridad», cada vez que nos hacen pagar con un nuevo abuso de poder por una crisis que no hemos provocado. En estos tiempos de expolio programado en los que una élite gobernante roba a manos llenas a un pueblo indefenso, la reclamación de nuestra soberanía popular cobra un nuevo significado. En un mundo donde las decisiones sobre nuestra vida inmediata no se toman en asambleas populares ni en instituciones públicas sino en despachos mucho más oscuros y ajenos a la democracia, reclamar nuestra soberanía plena es un requisito de supervivencia.
Euskal Herria quiere ser un pueblo soberano. No para cambiar de dueño sino para vivir sin dominaciones. Nuestro pueblo quiere tener voz propia junto a otras naciones del mundo y tejer nuestras propias relaciones de solidaridad internacionalista por mucho que los gobiernos de Francia y España se empeñen en silenciarnos, suplantarnos y diluirnos. Nuestro pueblo quiere tener voz y decisión para levantar un sistema económico y social hecho a medida de las personas y no a medida de la acumulación de capital. Queremos soberanía para defender nuestro territorio de las agresiones desarrollistas y garantizar nuestra soberanía alimentaria y la pervivencia del agro vasco. Queremos vivir libres de un patriarcado que mata, que discrimina, que veta a las mujeres su propia soberanía.
Tenemos por delante el reto de construir una nación libre formada por personas libres. Es el reto de plantar cara a las imposiciones contra nuestro pueblo, vengan de donde vengan y adquieran la forma que adquieran. Por eso luchamos por una Euskal Herria mayor de edad, que pueda elegir su propia configuración política sin depender de injerencias externas. Luchamos por una resolución al conflicto político por encima de bloqueos gubernamentales que recuerdan a tiempos tenebrosos. Nuestra lucha es la de un país solidario, antiimperialista, ecologista, feminista, radicalmente democrático. Nuestra lucha, la lucha de Alternatiba es, en definitiva, por una Euskal Herria libre y socialista.