La inauguración hoy miércoles, 3 de abril, de la planta de coque que Petronor ha construido en su refinería de Muskiz viene a corroborar la sucesión de imposiciones que se han venido reiterando desde que el Ejecutivo autonómico concediera la autorización ambiental para la citada instalación en noviembre de 2008.
Ya entonces, el ex dirigente del PNV y nuevo presidente de Petronor, Josu Jon Imaz, vinculó la planta de coque a la «viabilidad futura» de Petronor, toda una declaración de intenciones de los poderes económicos, en este caso una petrolera cuyos propietarios son Repsol al 86% y Kutxabank con un 14% de participación, frente al movimiento vecinal y ecologista que ha desarrollado la defensa de la salud y el medio ambiente, articulando para ello su trabajo de cara a informar a la población, propiciando la movilización y promoviendo que los vecinos y vecinas afectadas ejercieran su derecho a decidir si quieren o no una instalación de estas características en el entorno de la refinería.
Pero incluso más allá de que los mandatarios de Petronor hayan hecho oídos sordos a las demandas de una parte de la ciudadanía que ha pretendido ejercer su derecho a tomar la palabra en relación a la planta de coque, la deriva impositiva de los responsables de Petronor les ha llevado a anunciar que recurrirán el fallo, lejos de asumir la sentencia por la que el pasado 1 de marzo Juzgado de lo Contencioso Administrativo anuló las licencias de obra y actividad de la planta, lo que significa que la instalación, en la que se han invertido 853 millones de euros, ni siquiera se debía haber construido.
Los responsables de Petronor han preparado hasta el último detalle, extremando las medidas de seguridad que incluyen dar fiesta a numerosos operarios y restringir el acceso en vehículo propio al resto, así como acometer un considerable lavado de cara de la instalación, para recibir a su máximo invitado, el representante de la monarquía española Felipe de Borbón, cuya presencia se espera mañana en Muskiz, en un acto para el que se han cursado más de 300 invitaciones. La invitación del representante de la monarquía española supone el último capítulo de esta imposición y, por encima de ausencias anunciadas de representantes de la administración autonómica, refleja perfectamente la manera de cerrar negocios por parte de las grandes corporaciones que anteponen sus intereses por encima de cualquier otra consideración.
Frente a las promesas de puestos de trabajo ligadas al desarrollo de la nueva planta, cabe citar que Petronor ha venido utilizando amenazas contra los trabajadores. El año pasado la refinería estuvo parada por la falta de márgenes en el precio de los combustibles. En ese contexto Petronor anunció su intención de aplicar un ERE.
EHBildu llama a participar en los actos convocados estos días para mostrar el rechazo, tanto a la planta de coque impuesta a las y los vecinos de Muskiz, como a la visita del príncipe español que acude para dar el espaldarazo definitivo a este proyecto que responde a los intereses económicos de las grandes corporaciones y que, lejos de crear empleo y responder a un modelo de desarrollo que ofrezca respuesta a los intereses comarcales, obedece, desde la imposición, al mantenimiento de un sistema económico injusto y agresivo con el medio ambiente.