Arantzazu Santos – Directora de Cooperación de la Diputación Foral de Gipuzkoa
Entre los días 6 y 13 del pasado mes de junio, tuvo lugar en Yakarta, Indonesia, la VI Conferencia de La Vía Campesina. La Vía Campesina es un movimiento social internacional, estructurado, legítimo y representativo de más de 200 millones de campesinas y campesinos de todo el mundo, que tiene la virtud de vincular las luchas campesinas de los 5 continentes, y que se marca como objetivo principal la defensa de la soberanía alimentaria, frente a las amenazas de las empresas trasnacionales y los gobiernos que las apoyan.
El hambre y la desnutrición, que afectan a más de 900 millones de personas en el mundo, no son consecuencia de la escasez de alimentos, sino de la perversión del agronegocio, es decir, de la aplicación del modelo neoliberal a la agricultura. Los alimentos son considerados mercancías especulables, las semillas bienes susceptibles de ser patentados y las tierras son acaparadas de manera ilimitada. La conversión de la agricultura en negocio ha destruido la capacidad de los países para alimentar a sus poblaciones y ha traído consecuencias tan paradójicas como que México, considerado la tierra del maíz, tenga que importar este cereal de Estados Unidos; o que en Gipuzkoa, al mismo tiempo que se abandona la cultura baserritarra y desaparecen las explotaciones agropecuarias, la juventud que quiere volver al campo no consiga tierras para cultivar.
Frente a la agricultura y al desarrollismo capitalistas, La Vía Campesina propone una alternativa teórico-práctica acuñada con el nombre de “soberanía alimentaria”. La soberanía alimentaria, lejos de preconizar el canibalismo, defiende el derecho de todas las personas y pueblos a producir sus propios alimentos, y decidir sobre sus políticas agrarias, pesqueras y ganaderas; a la vez que propone relaciones sociales más justas y libres de opresiones, en las que mujeres y hombres convivan en igualdad, y los derechos de las diferentes minorías, clases sociales y generaciones sean respetados.
En la Diputación de Gipuzkoa, por su parte, hemos aprobado recientemente nuestro plan foral de cooperación 2013-2016, en el que marcamos, como línea de actuación prioritaria, el apoyo a dos movimientos sociales internacionales, concretamente a la Marcha Mundial de las Mujeres y a La Vía Campesina. En estos momentos, la Diputación es una de las principales financiadoras de La Vía Campesina, y ha sido invitada a su sexta conferencia en calidad de organización aliada.
Como directora de Cooperación he tenido la oportunidad de asistir a los debates y a las deliberaciones que han dado lugar al plan de acción de La Vía Campesina para los próximos 4 años. Con el objetivo de fortalecer al movimiento y de alcanzar la transformación social mediante la soberanía alimentaria, se abordaron temas como la lucha contra el cambio climático y el llamado capitalismo verde, el acaparamiento de tierras, la violencia contra las mujeres, el impacto de los tratados de libre comercio, las decisiones de la OMC, la UE y otras instancias multinacionales, las empresas trasnacionales, las semillas transgénicas y su privatización…
Una de las decisiones más relevantes, tomadas en Yakarta, es que la próxima, y séptima, Conferencia, se celebrará en Euskal Herria en el año 2017. Para la Dirección de Cooperación esto es importante, porque nos permitirá trabajar con un sujeto de transformación estratégico como es La Vía Campesina, no solo en el plano internacional, sino también a nivel local, y podremos articularlo con los diferentes actores que, desde Gipuzkoa, están trabajando a favor de la soberanía alimentaria.
Pero la VII Conferencia será especialmente importante para el movimiento por la soberanía alimentaria de Euskal Herria. Por un lado, porque supone un reconocimiento a los años de lucha a favor de la agricultura ecológica y la sostenibilidad de cultura baserritarra; y, por otro, porque le servirá para estructurarse y fortalecerse, lo que se espera que repercuta positivamente sobre la supervivencia de nuestros baserris y, en definitiva, de la agroecología. En este sentido se hace necesario recordar que el modelo agroindustrial, que pone en peligro al campesinado, y que en Europa está auspiciado por la Política Agraria Común, también es predominante en Euskal Herria.
En 2017 recibiremos a delegaciones campesinas del mundo entero que, al igual que las guipuzcoanas, están defendiendo la agricultura ecológica y los saberes tradicionales, frente a las ansias depredadoras de ciertas empresas y gobiernos. La agroecología no solamente es capaz de producir alimentos sanos, variados y suficientes para las personas que habitan cada territorio; sino que protege la biodiversidad, enfría el planeta, y abre una vía para la superación del sistema capitalista; iniciando el tránsito hacia modos de convivencia capaces de garantizar la sostenibilidad de la vida.