Desde hace una semana Colombia es escenario de multitudinarias movilizaciones en el marco de lo que se conoce como Paro Nacional Agrario y Popular. La entrada en vigor de los tratados de libre comercio que los gobiernos de Colombia han firmado con EE.UU, Europa y Corea y así como la aplicación de políticas económicas neoliberales, ha provocado que amplios sectores productivos del país como la agricultura, la minería, el transporte y la industria, entre otros, se hayan visto afectados de manera muy negativa.
La pobreza endémica de las capas más desprotegidas de la sociedad se ha cronificado. Pero el pueblo ha dicho basta. Con la entereza y la valentía que caracteriza a los pueblos humildes y a los trabajadores y a las trabajadoras del mundo, la ciudadanía colombiana se ha levantado en enormes y multitudinarias manifestaciones que, a lo largo y ancho del país, han enviado el mensaje claro y contundente de que la justicia social no puede esperar más, de que las condiciones de vida dignas de un pueblo trabajador y pobre tiene que ser una prioridad de estado.
Un país que presume de tener uno de los mayores modelos democráticos del mundo, arrebata las tierras a su pueblo para entregárselas a empresas trasnacionales que expolian los recursos naturales del país y arrasan con lo que se interpone en su camino; un país que reprime a la población por algo tan elemental como la libertad de expresión, encarcela a quienes defienden los derechos humanos y la paz con justicia social, como es el caso del compañero Hubert Ballesteros, destacado líder campesino, miembro de la Central Unitaria de Trabajadores- CUT, vicepresidente de la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria FENSUAGRO, vocero de la Mesa de Interlocución y Acuerdo-MIA y uno de los principales dirigentes de la Junta Patriótica Nacional del Movimiento Político y Social Marcha Patriótica. Esta detención, es una muestra más, de que en Colombia no existen garantías políticas para quienes no solo reivindican los derechos de la clase popular, sino que además, presentan alternativas de país, para derrocar el modelo capitalista y por tanto, opresor, existente.
Muertos, heridos y detenidos, esa es la respuesta del gobierno. Sin embargo, la lucha continúa y para los próximos días se anuncia una agudización del conflicto gracias al apoyo de sectores como el estudiantil, que planea unirse a las movilizaciones. Nos espera una semana de confrontación.
Por ello, Alternatiba se solidariza y apoya la lucha por la justicia social del campesinado, de las comunidades indígenas, de las personas afrodescendientes, y de los demás sectores populares colombianos. Y así mismo, exigimos al estado colombiano la inmediata puesta en libertad de todas las personas que únicamente reivindican los derechos de la clase popular, y a su vez, que cese la agresión hacia los y las manifestantes para garantizar el derecho constitucional a la libre manifestación de ideas y protesta; como parte del camino hacia la consecución de una paz verdadera.
Por último, instamos a los pueblos a seguir el ejemplo de Colombia y otros países latinoamericanos que a través de la lucha, caminan hacia la mejora de las condiciones de vida de los pueblos, así como a mostrar públicamente su solidaridad con el pueblo colombiano, en un momento histórico como éste. Gora Herriak, que viva el pueblo colombiano!