La compañera de Alternatiba y concejala de EH Bildu de Bilbo Ana Etxarte, ha llevado al Pleno de esta mañana una proposición en la que solicitaba modificar el Reglamento Orgánico del Pleno del Ayuntamiento con el objetivo de garantizar que las proposiciones de la ciudadanía puedan presentarse y defenderse en el Pleno municipal, así como incorporar el turno popular en los Plenos. No ha podido ser, PNV, PP y PSOE han unido sus votos dejando en evidencia que su modelo participativo no contempla la participación ciudadana directa.
Decir democracia es asumir que el poder reside en el pueblo, y por lo tanto éste está legitimado para tomar decisiones directas sobre aquellos asuntos que le afectan, más allá de la existencia de representantes elegidos mediante sufragio o espacios de participación creados ad hoc. Ésta, la posibilidad de tomar decisiones directamente, se garantiza mediante instrumentos como la consulta popular, los referendum,.. que permiten a la ciudadanía tomar decisiones directamente, y convierte a los y las representantes políticos en meros gestores de la voluntad popular.
Desgraciadamente esta democracia directa, el poder ejercicio directamente por el pueblo, no se da en nuestro sistema político. Y en su lugar tenemos una democracia representativa y electoral en la que la ciudadanía se convierte en electorado y cuya única potestad es elegir cada cuatro años a un grupo de personas que supuestamente defenderán sus derechos. Esta democracia de baja intensidad impide el ejercicio pleno de la ciudadanía e imposibilita la priorización de los intereses de las mayorías populares.
Pero precisamente esta democracia de baja intensidad se encuentra en una grave crisis de legitimidad. Por una parte la ciudadanía comprueba que su participación es vista como un estorbo, una molestia. Esto lo pudimos comprobar no hace mucho tiempo en este mismo pleno, en concreto en el pleno extraordinario de aprobación del presupuesto. El señor alcalde mostró su malestar y dijo que era injusto tener que hacer un pleno para tratar las alegaciones de la ciudadanía al presupuesto. Y dijo unas palabras que me pusieron los pelos como escarpias “la soberanía reside aquí en este lugar y esa soberanía es la que al final dice si el Presupuesto es de esta manera o de otra”. Estas palabras muestran un desprecio absoluto hacia las opiniones que provengan de la ciudadanía.
Ante la cada vez mayor distancia entre representantes y representados, entre políticos y ciudadanía, es necesario establecer mecanismos que garanticen que ambas partes se escuchen y dialoguen. Y el lugar adecuado para ello es este pleno, como órgano de máxima representación política de la ciudadanía en el gobierno municipal.
No se puede continuar funcionando como se viene haciendo hasta ahora: imposibilitando de manera sistemática que las proposiciones ciudadanas lleguen al pleno. Para ello el PNV valiéndose de su mayoría en la Comisión de Sugerencias y reclamaciones que impide que las proposiciones ciudadanas lleguen al Pleno.
De esta manera de 22 proposiciones ciudadanas presentadas en los años 2011, 2012 y 2013 en esta comisión, ¿saben cuántas han llegado al pleno? Cero.
Y esto se ha repetido este mismo mes, ya que el PNV vuelve a impedir que otra incitativa ciudadana, esta vez la de la plataforma vecinal de “Errekalden Kaleratzetik ez”, en la que se recogen medidas para evitar situaciones de desahucios en Bilbo, llegue a este pleno.
Ante esta situación tan lamentable y vergonzosa desde Bildu proponemos que el Reglamento del Pleno se modifique para que por una parte se garantice que las proposiciones de la ciudadanía puedan presentarse y defenderse en el pleno, tal y como se puede hacer en otros municipios como Gasteiz, Basauri, Ermua y por otra parte, incorporar el turno popular que es una figura que ya se recoge en el Reglamento del Ayuntamiento de Gasteiz y que permite que las asociaciones puedan intervenir en relación con algún punto del orden del día.
Con estos dos mecanismos intentamos reducir el déficit democrático que hay en el Ayuntamiento de Bilbao, un ayuntamiento en el que el PNV no permite que las voces de sus ciudadanos y ciudadanas sean escuchadas; que no permite que su ciudadanía interpele directamente a sus representantes políticos, un ayuntamiento que se parece más a un búnquer que funciona a los dictados de los poderes económicos.
Porque ya lo decía José Saramago: El sistema llamado democrático se parece cada vez más a un gobierno de los ricos y cada vez menos a un gobierno del pueblo. Imposible negar la evidencia: la masa de los pobres llamada a votar nunca es llamada a gobernar.