Luis Salgado – Alternatiba
El regreso a la rutina tras unas cortas vacaciones tiene estas cosas. Uno se encuentra el despacho tal y como lo dejó, con su ordenado caos, cientos de papeles y un montón de citas, pero claro, con la institución a medio gas, sin plenos, ni comisiones y vida bajo mínimos. Bajo pues al bar de la esquina antes de lo normal y decido leer el periódico con mi cortado, y en la última página, esa que guardan los diarios para las noticias frívolas, irónicas e incluso humorísticas me topo con una que llama mi atención; reza el titular “Un hombre atraca un banco para ingresar de nuevo en prisión” Sea que el hombre en cuestión es de Chicago, parece que en este caso no hay necesidad, ni obligación de discreción alguna, y por tanto se hacen innecesarias las iniciales en negrita, así que nos descubren el nombre del susodicho en la primera línea del artículo. También nos dicen su edad, 74 años, y que ha pasado toda su vida adulta en prisión. En apenas 250 palabras nos cuentan que después de tanto tiempo recluido, al salir a la libertad, este anciano decidió volver a delinquir para volver a prisión porque; “como vivía solo y se sentía infeliz, decidió cambiar su situación”.
Tiene miga el articulito de marras, aunque quizás sea todo mi Síndrome post-vacacional. Quizás no sea importante porque ocurre en los USA cuyo sistema penal da noticias de este tipo a diario, aunque el español no difiera tanto como a algunos les gusta hacernos creer, pero lo cierto es que a mí me ha revuelto el estómago. La noticia, sí, pero la ligereza del medio de comunicación también. Se sentía infeliz y decidió cambiar su situación. ¿De verdad vivimos en un mundo en el que aceptamos, e incluso nos burlamos, de que una persona prefiera la cárcel a la libertad? No es el primer caso, ni en USA, ni en el Reino de España, y por desgracia no será el último. Tal vez deberíamos pararnos a reflexionar, a pensar si es humano que una persona pase su vida en un zoológico, si veinte años no son nada, si podemos soltar a un animal criado en cautividad en la selva diez, quince, veinte años después, si realmente nos creemos ese bonito palabro, “reinserción”, o solo es una limosna dialéctica para calmar nuestra maltrecha conciencia y lo que deseamos es simple y llanamente venganza, tortura y aislamiento del delincuente.
Táchenme de demagogo, acúsenme de buenismo, critiquen mis palabras y pónganme decenas de ejemplos de asesinatos, violaciones y demás crímenes horrendos. Háblenme de la incapacidad de reinserción de los delincuentes, de cómo reinciden al salir a la calle, y obvien los problemas que les llevaron allí, y el mundo que se encontraron al salir. Escúpanme el dolor de las víctimas, su derecho a la compensación, de cuán duro es cruzarse por la calle con el verdugo, y olviden que el delincuente también es una persona, con una familia, con amigos, con vida, olviden para que no duela, olviden que son personas y dibújenlos con cuernos y rabo, sin forma humana ni animal, porque a Usted no le gusta ver a un animal encerrado. Hablen sin tapujos del 5% de los reos, asesinos, violadores… y olviden que el 95% restante está en la cárcel por ser pobres, y que muchos de ellos pasarán la mayor parte de su vida entre rejas, aislamientos, cacheos, recuentos… Justifiquen un Sistema Penal injusto poniendo centenares de ejemplos que lo justifiquen y olviden a esos más de 55.000 reos en el Reino de España que no se ajustan a su descripción, porque esos no le interesan. Escondan las miserias sociales bajo la alfombra, en macro-cárceles que Usted jamás visitará y tal vez no verá nunca sus altos muros, sus focos, sus alambres. Eviten las cárceles como evita los vertederos, no hay nada que ver, huelen mal, la basura escondida hasta que se desborde, no tenemos un problema.
Claro que estas no son buenas fechas para hablar de cárceles y reos, no, ahora que Usted quizá acabe de guardar su Capirote y túnica de Nazareno, y que quizás pertenezca a una de las Cofradías o Hermandades afortunadas este año con alguno de los 21 indultos religiosos concedidos por este Reino Católico, que lo de Aconfesional queda para rojeras y progres. Indultos que a Usted le parecerán de Justicia, porque claro, no es justicia terrenal. Quizás Barrabás no volvió a delinquir porque la reinserción del Señor es inescrutable pero aleatoria. Aquí no hablemos de justicia, hablemos de tradición, la misma que libera a banqueros y políticos, a corruptos y estafadores.
“Como vivía solo y se sentía infeliz, decidió cambiar su situación” Más de 40 años entre rejas. Cuando entró los móviles eran ciencia ficción, Vietnam no era parte de la historia, la URSS era una potencia mundial, en España gobernaba el Valedor de nuestro actual Rey… y al salir vivía solo y se sentía infeliz, pero ¿quién me ha robado el mes de abril?… Noticia de contraportada, no da para más, circulen, nada que ver aquí.