En vísperas del Primero de Mayo, desde Alternatiba, queremos llamar a la ciudadanía a secundar y participar tanto en las movilizaciones convocadas por los agentes sindicales de Euskal Herria para este día como al resto de luchas que se producen a diario para responder a los ataques contra la dignidad de las personas y los derechos de las clases populares. Porque tras largos años de sufrir una coyuntura que algunos tildan de ‘crisis’, pero que la izquierda prefiere llamar por su nombre, estafa o atraco, debemos tener claro que la situación actual tiene claros responsables.
Lo son quienes ejecutan los planes austericidas de instituciones opacas y antidemocráticas como la Troika. Nadie las ha elegido pero nos gobiernan porque los partidos del régimen, PNV, PSOE, PP y UPN son meros títeres de sus designios. Son los lobbies de la patronal los que arrojan ideas como la de reducir el salario mínimo a las y los jóvenes sin formación, todo sea por sostener su nivel obsceno de beneficios, pero son luego los partidos políticos serviles quienes aplican estas medidas en forma de decretos ley y reformas laborales.
También es un día para reivindicar soberanía, y hacerlo de manera clara, sin disyuntivas ni planes estrambóticos como los que proponen ahora algunos cuando ven que la ciudadanía les saca la delantera. Queremos la soberanía plena para cambiarlo todo. Apostamos por un marco propio de relaciones laborales y apostamos por gestionar todas las herramientas que nos permitan defender los derechos de las personas y la sostenibilidad de una vida digna, garantizar derechos de las mayorías frente a privilegios de unos pocos.
Es infame que mientras la pobreza crece, también en Euskal Herria, y mientras comarcas enteras sufren tasas de desempleo por encima del 20%, personajes como Urkullu nos hablen de recuperación, reinventando brotes verdes que, a día de hoy, se demostraron podridos. El lehendakari también pretende ignorar que más de un tercio de las y los jóvenes de la comunidad autónoma tampoco tiene trabajo ni expectativas de futuro.
Los jeltzales aseguran que aquí se vive mejor que en el resto del estado. Pero nos mienten al negar las evidencias de obras como la del nuevo San Mamés cuyas condiciones laborales de semi-esclavitud denunciamos en su momento en todas las instituciones que participan de la misma. Y sigue sucediendo si atendemos a las cifras que los sindicatos han ofrecido estos días, denunciando que en obras públicas de Bizkaia se viene pagando poco más de 3 euros la hora. Esto obliga a aceptar jornadas interminables que derivan, a su vez, en la proliferación de accidentes laborales de los que luego se desentienden.
Es por todo ello que debemos seguir en la calle, tejiendo alianzas y levantando muros sociales para frenar los ataques de quienes solo defienden lo suyo. Este uno de mayo las clases populares deben, una vez más, hacer visible aquello de que mientras no nos dejen soñar, no les dejaremos dormir.