Luis Salgado – Alternatiba
Mucho se ha escrito a lo largo de la historia sobre el dolor y la muerte. Abundante literatura, poesía, ensayos, e incluso religiones han crecido al albur de la Parca. La muerte es el final del trayecto, y nuestro vacío al morir deja, no solo un cadáver, también un hueco y un dolor en quienes nos rodean.
Todas las culturas guardan duelo ante un fallecimiento, algunas lo hacen en celebraciones íntimas, otras con celebraciones más ostentosas. Hay quienes defienden que hay vida tras esa muerte, quienes creemos que sólo hay tierra y tiempo, pero con todo, para la mayoría, la muerte sin duda es un trauma de máxima gravedad, y un destino ineludible. “La muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja”
De todas las muertes, quizás las que más afección provocan en la sociedad son las muertes violentas, las provocadas por un accidente, por una catástrofe natural, o sobre todo por un asesinato. Bueno, en el caso de los asesinatos la cosa es más compleja, lamentamos o lamentan el fallecimiento de un par de personas por un atentado en Boston y no tanto si la ultraderecha ucraniana quema a más de 50 personas por su afiliación política. Por supuesto no hablemos de las muertes en el tajo, o las asesinadas por violencia machista. En estos casos no hay primeras planas, no hay banderas a media asta, no hay minutos de silencio en sede parlamentaria.
Personalmente lamento cualquier fallecimiento pero me resulta muy curioso que ni siquiera la muerte nos iguale. Dice el refranero español; “contra la muerte no hay ley, mata al Papa, mata al Rey” sin embargo uno se da cuenta en seguida de que aunque la muerte nos llega a todos, no lo hace de misma forma y manera.
La Señora Isabel Carrasco ha sido asesinada por otra militante de su propio partido, todo hace indicar que la motivación de este asesinato ha tenido que ver bastante más con causas terrenales que por causas políticas, y ha sido asesinada en León. Con estos datos resulta insultante para miles de difuntos y familiares ver como en sede parlamentaria se guardan minutos de silencio y se colocan banderas a media asta desde Cabo de Gata a Finisterre pasando por las Juntas Generales de Araba, esto se llama corporativismo, pero incluso hasta mal corporativismo, porque, ¿Se imaginan que todos los médicos guardasen luto oficial por el fallecimiento de un colega de profesión?
Repito que lamento el fallecimiento de esa persona, por muy antagónicos que sean nuestros planteamientos, por muy corrupta que fuera, por muy impresentables que fueran sus declaraciones contra la clase minera de su propia tierra, lo lamento, pero no me acusen de falta de respeto por no guardar un minuto de silencio por ella, porque yo les acuso a ustedes, Señores y Señoras populares, de hipócritas, de partidistas y de carroñeros. Hipócritas porque no hacen minutos de silencio por todas las victimas de violencia machista, ni por las victimas de las condiciones laborales… Partidistas porque utilizan esta muerte con intereses políticos, sí, y lo saben. Y carroñeros, porque… mejor me callo para no ofender a los familiares de la fallecida que merecen todo mi respeto, no así el comportamiento de la “familia” popular.
Del blog del compañero de Altenarbatiba Luis Salgado El Mundo Imperfecto