Luis Salgado – Alternatiba
En la soledad de su despacho, frente a la gran mesa escritorio de maderas nobles que lo presida, el Regidor del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz se amarra a su makila mientras solloza desconsolado. ¡Qué incomprendido se siente! ¡Cómo le duelen los comentarios de sus conciudadanos! No le entienden, no le comprenden. Y llora. Lágrimas de cocodrilo, por supuesto. Lamenta en la prensa, que es donde los Grandes hablan con el pueblo, que existan Gasteiztarras que le consideren racista, que piensen que es racista, ¡Que lejos de la realidad! Él sabe que no es racista, tal vez populista, sí, mucho, y clasista, claro que es clasista, ¿Cómo es posible que existan los pobres para deslucir Su ciudad?
Maroto está triste y para levantarle el ánimo vienen a socorrerlo mesnadas de Peperos, y a su frente, cual caballero andante, brazal refulgente, y pendón cruzado aparece otro Javier que tal baila, en este caso de Andrés, el Diputado. Entre ambos están dispuestos a dar batalla y ganar esta Cruzada. Tampoco éste prócer alavés es racista, ni xenófobo, simplemente sentimental, y en fechas de Santiago, rememora aquel ¡Cierra España! Pero a los pobres claro, no vaya a venir algún jeque y lo malentienda.
Los pobres no son bienvenidos en esta ciudad, y aún lo son menos si vienen de otra frontera. No mienten, aseveran, simplemente los datos no les dan la razón, ¿Pero qué importa la verdad cuándo hablamos de sentimientos? Tiremos de ellos pues. Utilicemos los bajos instintos. No haya miedo a las consecuencias.
Dicen que los magrebís vienen a vivir de las ayudas públicas, y los datos, los fríos datos les desmienten. Dicen que defraudan con las ayudas, y prefieren decirlo antes que perseguir el posible fraude. Se escandalizan por pequeños fraudes que toda la población quiere que se persigan, y callan, guardan silencio ante los robos perpetrados por su camarilla, 11.600 millones de Caixabank incluidos. Minucias, el Sistema funciona, solo sobran los pobres. Y cómo sobran cargamos ahora contra la población migrante nigeriana, y repiten argumento, esta vez basándose en un dato real, el 70% vive de la RGI. No se integran, braman, basados en ese dato. Y yo entiendo ahora por qué lógica mantienen en el imaginario que los andaluces son vagos, tienen un 35% de paro. Pero ay Dios, si eres andaluz y joven, el 65% no trabaja. Y entonces se les ve la costura. ¿La solución? Endurecer el acceso a las ayudas. ¡Que se mueran de hambre o se vayan!
Pero no es racismo ni xenofobia, claman ofendidos, mientras siembran odio y lo abonan de populismo. Y yo, triste y compungido ante sus lágrimas no veo el momento de que acabe su sufrimiento, que lleguen las elecciones y los echemos de cualquier parlamento.
Permítame una última cosilla Sr. Maroto, si de sus semillas de odio nacen y crecen aguilas y fascismo, si sus palabras sirven de excusa para descerebrados, no llore ante la prensa mientras brinda por un puñado de votos.