Alba Fatuarte – Alternatiba
Se acerca el 8 de septiembre, y un año más, los meses previos al Alarde de Hondarribia nos han dejado una retahíla de despropósitos que desde luego en nada benefician ni a la fiesta ni, lo que es peor, al respeto de los derechos más fundamentales de las mujeres del pueblo.
Así, hemos tenido que ver cómo el Gobierno municipal del jeltzale Aitor Kerejeta, aprobaba en julio, de la mano de PP y la abstención cómplice de PSOE, una moción que pedía reflexión a Jaizkibel para salvar la fiesta.
El Ejecutivo de Urkullu, en manos del mismo partido, también ha hecho su aporte, enviando a Cristina Uriarte, Consejera de Educación y Cultura, a participar en actos de Alarde Fundazioa; una fundación que apuesta abiertamente por la discriminación de las mujeres; una entidad que recordemos, se tuvo que registrar en Nafarroa, al no poderse constituir como fundación en el País Vasco, por los informes negativos que emitieron los departamentos de Cultura y Justicia, dado que sus estatutos contradicen el derecho a la igualdad recogido en la constitución; una fundación que recientemente ha emitido un comunicado donde alega que «el Alarde hay que cuidarlo y mantenerlo».
Y aquí, por una vez, voy a darle la razón a Alarde Fundazioa: El Alarde hay que protegerlo, precisamente de esta especie de mafia, que utiliza un bien cultural de todos y todas las Irundarras y Hondarribitarras en su propio interés; que manipula la historia a su antojo para poder acabar apartando a las mujeres de su legítimo derecho de participar activa e igualitariamente en las fiestas de su pueblo; que nos niegan el derecho de formar parte de un acto simbólico que significa para nosotras, tanto o más, que para los hombres que desfilan en los alardes ilegales; porque a diferencia de ellos, nos ha costado sangre, sudor y lágrimas llegar hasta aquí.
Y si por un momento piensan que en este punto, ahora que tenemos cada vez más legitimidad ante la ciudadanía; ahora que hemos conseguido el respeto de la mayoría de vecinos y vecinas; ahora que somos cada vez más entre nuestras filas; ahora que somos imparables; si creen que ahora vamos a dar un solo paso atrás, están muy equivocados. Este año no podré estar el día 8 apoyando a mis compañeras en la calle mayor de Hondarribia, pero mi corazón y mi aliento estarán con Jaizkibel.
Sé que este año la única compañía digna de Hondarribia volverá a subir esa calle, y con más fuerza que nunca. Gora Jaizkibel Konpainia!!