Luis Salgado – Alternatiba
Cantaba Joaquín Sabina, cuándo era voz de la progresía y el desencanto, aquello de “El hombre del traje gris saca un sucio/ calendario de bolsillo/ y piensa;/¿Quién me ha robado el mes de abril?” Y sea que de un tiempo a esta parte esta canción se repite en mi cabeza con asiduidad he tomado la decisión de desahogarme sobre este folio virtual, a ver si de esta forma logro desterrarla “en la posada del fracaso, donde/ no hay consuelo ni ascensor”
Tarea ardua me espera, lo sé. Y es que, de un tiempo a esta parte, desde el otoño de 2012 aproximadamente, con periodicidad diaria un hombrecillo de apariencia sombría y gris, como la melodía de Sabina, se cuela en mi retina diaria a través de los receptores de radio, prensa y televisión.
Dicho hombrecillo de sonrisa esquiva y talle menudo resulta ser una persona importante aquí, en la CAV. Pareciera que por su posición y jerarquía fuera un hombre con poder, armiño y vara de mando, pero que por contra, al mirarlo de soslayo uno lo imagina más en la Corte, tras las cortinas, confabulando.
El hombrecillo gris en dos años, sólo ha jugado al despiste y al engaño, nunca de frente, siempre de costado. Pasa de puntillas, o mejor agachado, ante las realidades de sus conciudadanos. Nadie sabe de su opinión, aunque todos intuimos su devoción. Y así, cuando la ciudadanía vasca se posiciona contra el Fracking, él elude la respuesta, con la boca pequeña dice EZ, aunque negocie con Shale Gas y continúe con los planes de exploración.
Huye de palabras impronunciables en su idioma, tales como INDEPENDENTZIA, y modela e inventa Soberanías Compartidas, con quienes nunca nos dejarán ser soberanos.
La tibieza en el enfrentamiento lo define, y así, ante los discursos demagogos, populistas, xenófobos y racistas, tiende mano negociadora, supongo que con las cuentas y los votos en una calculadora.
También le resulta compleja posición entre la paz y el inmovilismo decidir cuál es el camino, así es siervo en la N-I y exigente con su pueblo. No se ensucie el traje, y le vean las costuras. Que de arrantzales sabemos mucho por estos lares, y un río tranquilo no da buenas truchas.
Sin embargo, hoy el hombre del traje gris aparece a color, enfadado y gritón, en las portadas de los periódicos. Al parecer le ha sentado mal toparse con una concentración de trabajadores y trabajadoras de Osakidetza cuando se disponía a acudir a un acto oficial, y el hombrecillo ha soltado a su fiera interior para increpar a quienes osaban semejante ofensa. Y me llama la atención. No conocía yo ese registro y me pregunto dónde lo esconde ante los poderosos, quizá, cómo dice la canción “lo guardaba en el cajón/ dónde guardo el corazón”.