El resto de días obedecen a la lógica del sistema, que nos dice como tenemos que consumir, cómo relacionarnos, qué cultura es la que importa. Pero el del pasado sábado en Bilbo fue el día de las alternativas. Miles de personas y cientos de agentes sociales, demostramos que las cosas pueden hacerse de otra manera, que se puede vivir de otra manera. Hagamos que lo todos los días sean días alternativos.