Luis Salgado – Alternatiba
Hoy voy a confesar que no soy feminista, y no lo soy por el mismo motivo que un blanco de clase alta del Upper East Side Newyorkino no podrá ser nunca un negro de Brooklin, por mucho que escuche rap, vista como un gangsta, y se manifieste en favor de la igualdad racial mientras disfruta de los privilegios de ser la clase la dominante en una de las mayores urbes del planeta. Es lo que tiene vivir en el lado de la tostada que siempre cae hacia arriba. Y es muy importante ser consciente de ello, porque todo lo demás es pose.
Nunca me he considerado una persona dogmática, defiendo el derecho de todas las personas a equivocarse, a tener incoherencias, sin embargo, tan importante como tener principios, tener conciencia, o estar dispuesto a la lucha, es ser conscientes de esas incoherencias y ahí se incluyen los privilegios de clase, sean estos económicos, raciales o de género. No reconocer estos “errores” nos llevará irremediablemente a cometer otros peores.
No soy feminista, pero esto no quiere decir que no crea en el feminismo. A día de hoy el feminismo es sin duda una de las corrientes ideológicas que más a desarrollado su discurso, sino la más, pero lo seguro es que el feminismo es el único movimiento político que realmente desarrolla todo su discurso desde el concepto más básico, la vida y eso hace que irremediablemente choque con un Sistema patriarcal, capitalista, desarrollista, y militarista. Es sin duda el cuestionamiento total de un Sistema que nos anula como seres humanos y como sociedad para convertirnos en engranajes de una maquinaria pensada para el lucro y el control por una minoría. Un Sistema del que somos parte y sustento, también quienes decimos combatirlo, y al cual no haremos frente si no somos conscientes de ello.
Esa es la gran virtud del feminismo, desde la idea radical de que las mujeres son personas, y el concepto revolucionario de que la vida es el centro de todo, se ponen en cuestión la practica totalidad de los sistemas de opresión, y por supuesto, tiene errores, y tiene incoherencias, y tiene, tiene vida y no seré yo quien ponga la mirada en el dedo cuando lo importante es la luna que nos señalan.
Y lo sigo reconociendo, no soy feminista, y por eso me niego a que me den lecciones de feminismo esos hombres megainteligentes que defienden cómo algo lógico que cobre más un ingeniero industrial que trabaja mejorando armamento en una multinacional que luego será utilizado para destruir vida que una mujer extranjera explotada en el mercado laboral sumergido limpiando casas, cuidando de sus hijos y los hijos del ingeniero, del padre del ingeniero, solo porque para nuestras mentes estrechas cuidar, ser cuidado es algo que nace del amor, de la bondad y no requiere ser valorado, no al menos en la misma condición.
¡Y hay tantos ejemplos!. Y que fácil es pensar que tener algo más de sensibilidad en un tema ya nos da el marchamo necesario para presentarnos como adalides de algo. Que fácil resulta para John Smith viviendo en su loft de Upper East Side fardar ante sus xenófobos amigos de su lucha incansable por los derechos de los afroamericanos del Bronx mientras la empresa en la que trabaja saquea el Coltán africano amparados en mercenarios, y armamento de los buenos hombres blancos. Por eso y por mucho más no soy feminista pero sé que la revolución será feminista o no será.
Del blog El Mundo Imperfecto